Muchos niños pueden empezar a mentir alrededor de los tres años. Debemos alentarlos a decir la verdad al enfatizar la importancia de la honestidad. Trate por separado las mentiras y el comportamiento que conduce a la mentira.
¿Por qué mienten los niños?
Los niños pueden mentir para:
- ocultar algo y no meterse en problemas
- poner a prueba a las personas
- hacer las historias más emocionantes
- experimentar con las reacciones
- llamar la atención o sonar mejor
- conseguir algo que quieren
- evitar herir los sentimientos de alguien más (mentiras piadosas)
¿Cuándo empiezan a mentir los niños?
Los niños pueden aprender a decir mentiras desde una edad temprana, en general empiezan alrededor de los tres años. Es entonces que comienzan a darse cuenta de que no las otras personas no pueden leer su mente: pueden decir cosas que no son ciertas sin que los demás se percaten de ello.
Los niños mienten más entre los 4 y los 6 años. Algunos incluso mejoran en decir mentiras al hacer coincidir sus expresiones faciales y el tono de sus voces con lo que están diciendo. Cuando se les pide a los niños que expliquen mejor lo que están diciendo, con frecuencia reconocen que mienten.
A medida que van creciendo, pueden mentir con más éxito sin que los atrapen. Sus mentiras también se vuelven más complicadas, porque adquieren más palabras y comprenden mejor cómo piensan otras personas.
Debemos alentar a los pequeños a decir la verdad
Una vez que los niños tienen la edad suficiente para comprender la diferencia entre lo verdadero y lo falso, es nuestro deber alentarlos y apoyarlos para que siempre digan la verdad.
Podemos lograrlo al enfatizar la importancia de la honestidad en la familia y dándoles a entender lo que puede pasar si mienten.
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Aquí hay algunos consejos al respecto:
- Conversa con tu hijo sobre los problemas de mentir y lo crucial que es decir la verdad. Por ejemplo: "¿cómo se sentiría mamá si papá le mintiera?" o “¿qué pasa cuando le mentimos a los maestros?”
- Ayúdale a tu hijo a evitar situaciones en las que sienta la necesidad de mentir. Por ejemplo, si le preguntas si derramó la leche, podría sentirse tentado a mentir. Para evitarlo, simplemente podrías decirle: “Veo que has derramado la leche. Ven, vamos a limpiarlo”.
- Elogia a tu hijo siempre que reconozca que hizo algo mal. Por ejemplo, “Estoy muy contento de que me hayas contado lo que sucedió. Hay que ver, entre tú y yo, cómo podemos arreglar las cosas”.
- Sé un modelo a seguir para decir la verdad. Por ejemplo: “Cometí un error en un informe que escribí para el trabajo. Se lo dije a mi jefe para que pudiéramos solucionarlo”.
- Usa las bromas para alentar a tu hijo a reconocer sus mentiras sin conflictos. Por ejemplo, al puntualizar lo increíble o ridículo de cierta afirmación para que él mismo se ría de ello.
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Historias inventadas: cómo manejarlas
Fingir ser personajes e imaginar historias son aspectos importantes en el desarrollo de los niños, por lo que es bueno fomentar este tipo de juego. Los “historias inventadas” no necesitan ser tratadas como mentiras, especialmente cuando los niños son menores de cuatro años.
Si tu hijo ha inventado una historia, puedes responderle algo como: "Esa es una gran historia, podríamos convertirla en un libro". Esto estimulará su imaginación sin fomentar la mentira.
Mentiras: cómo manejarlas
Si tu hijo miente de manera deliberada, el primer paso a seguir es hacerle saber que mentir no está bien, pero también necesita saber por qué. Tal vez te convenga establecer una regla familiar sobre mentir.
El siguiente paso es aplicar las consecuencias adecuadas. Y cuando lo hagas, procura tratar por separado la mentira y el comportamiento que la haya provocado.
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Por ejemplo, si tu hijo rayoneó las paredes y luego mintió, quizá debas tomar en cuenta consecuencias por cada una de estas cosas. Pero si tu hijo miente para encubrir un error como haber derramado una bebida, quizás lo mejor sea que apliques una por la mentira y luego limpien el desorden juntos.
Éstas son más ideas para manejar las mentiras deliberadas:
- Toma un tiempo para hablar tranquilamente con tu hijo sobre cómo te hace sentir que mienta, cómo afecta tu relación con él y cómo sería si la familia y los amigos dejaran de confiar en él.
- Siempre indícale a tu hijo cuando sepas que no está diciendo la verdad. Pero trata de evitar preguntarle todo el tiempo si está diciendo la verdad y también evita llamarlo “mentiroso”. Esto podría llevarlo a mentir aún más.
Es decir, si tu hijo cree que es un mentiroso, podría ser mejor para él seguir mintiendo. Podrías decirle en cambio: “Sueles ser muy honesto conmigo. Pero no puedo entender qué más le pasó a la última galleta que había”.
- Facilita que tu hijo no mienta. Puedes empezar atendiendo por qué tu hijo podría estar mintiendo.
Por ejemplo, si tu hijo miente para llamar tu atención, considera otras formas más positivas en las que podrías prestarle atención y nutrir su autoestima. Si miente para conseguir las cosas que quiere, idea un sistema de recompensas que le permita ganárselo.
A pesar de que parezca que sin importar lo que hagas, tu hijo seguirá mintiendo, si sigues elogiándolo por decir la verdad y también aplicas las medidas necesarias por mentir, será mucho menos probable que deje de hacerlo a medida que crezca.
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