Los problemas, los fracasos y los contratiempos son una parte inevitable de nuestras vidas. Conforme los adolescentes maduran y tienen que lidiar con más desafíos, experimentan también un mayor número de complicaciones de manera habitual.
Enseñarles a los adolescentes a desarrollar resiliencia -esto es, la capacidad de adaptarnos, recuperarnos y seguir adelante ante la adversidad- les es algo increíblemente útil para que puedan sobresalir en la vida, tanto a nivel personal como profesional.
El tránsito de la adolescencia puede ser uno difícil: es un período de cambios significativos; físicos, mentales y vivenciales. Cada semana trae consigo momentos y desafíos que presentan nuevos problemas a superar.
Así, ayudar a los adolescentes a adquirir cada vez más resiliencia puede equiparlos con las herramientas para que reduzcan el impacto de las situaciones negativas.
¿Qué rasgos tiene la resiliencia?
En los adolescentes que muestran tener resiliencia son más evidentes los siguientes rasgos, todos los cuales pueden ser aprendidos:
- Conciencia emocional y capacidad de regular las emociones
- Mayor control sobre los impulsos
- Perspectiva optimista
- Pensamiento flexible y atinado
- Empatía hacia los demás
- Confianza en que son capaces de lograr cosas (autoeficacia)
- Voluntad de buscar ayuda cuando es necesaria
Conciencia emocional y capacidad de regular emociones
Para que tu adolescente llegue a ser más resiliente es importante que aprenda a sentirse cómodo con sus emociones y sepa cómo expresarlas de una forma apropiada. Ayúdalo a comprender que puede controlar sus emociones así como sus pensamientos, y no al revés. Considera estos consejos que puede seguir:
- Nombrar sin culpar: por ejemplo, decir “Me siento frustrado”, pero sin culpar a algo u otra persona por su emoción, puede disminuir la intensidad de la misma.
- Hacer una pausa y concentrarse en un pensamiento. La prisa es enemiga de la resiliencia.
- Aceptar que las emociones no son buenas ni malas, simplemente son.
Consejos para aprender a controlar los impulsos
Todos tenemos impulsos que nos llevan a hacer y decir cosas cuando sentimos enojo, decepción o frustración. Eso es normal y desarrollar resiliencia no significa frenarlos, sino aprender a no dejar que nos sobrecojan impulsos inútiles. Prueba este proceso de cuatro pasos con tu hijo adolescente:
- Detenerse y pensar: retrasar la respuesta.
- Hacer respiraciones profundas: nos brinda calma y control.
- Antes de decir nada, idear tres respuestas posibles: elegir la más constructiva.
- Responder cortés y respetuosamente: esto hace que puedan escucharnos mejor.
Formas de cultivar una mentalidad optimista
Enséñale a tu hijo a ser optimista al fomentar en él el pensamiento objetivo en torno a temas prácticos -como los exámenes o su futuro- y motivándolo a concentrarse en los aspectos positivos. Estos son algunos ejercicios que servirte para tal propósito:
- Aprender a decir: “No puedo hacerlo... aún”. El modo en que nos dirigimos a nosotros mismos nos afecta. Si tu hijo puede decirse a sí mismo que es capaz de dominar algo, lo más probable es que eventualmente lo logre.
- Aceptar los desafíos como medio de aprendizaje. Puede que ahora se sienta abrumado, pero aprenderá a hacerlo mejor la próxima vez.
- Hacerlo es lo que importa. La mayoría de las tareas no requieren de perfección, y esto incluye trabajo y exámenes. Así que alienta a tu hijo a concentrarse en concluir y no en ser perfecto.
No se trata de que tu hijo vea el mundo a través de lentes color rosa. Más bien, se trata de que se sienta seguro de que, sin importar lo que suceda, tendrá la capacidad de afrontarlo con éxito.
La utilidad de pensar de manera puntual y flexible
En un mundo donde el panorama que nos rodea cambia de forma continua, la flexibilidad en el pensamiento fomenta la resiliencia en los adolescentes. La capacidad de crear un plan B, o plan C, y tomar mejores decisiones alivia la presión sobre ellos cuando reflexionan lo que puede sobrevenir a futuro.
Estos son algunos tips para que ayudes a tu hijo a pensar con más flexibilidad y asertividad:
- Reconocer que otras personas pueden ver las cosas de una manera distinta. Esto lo motivará a considerar lo que otros están buscando, una habilidad útil para solicitar empleo o tratar con compañeros laborales.
- Discernir entre explicaciones prácticas vs. personales: por ejemplo, ¿esa persona se olvidó porque está ocupada y estresada y no por desconsiderada?
- Darse cuenta de que está bien sentir incertidumbre; sentirnos seguros no siempre garantiza que tengamos razón.
Promover la autoeficacia: enseñar a un adolescente a creer en sí mismo
La autoeficacia es la confianza de una persona en su capacidad para realizar algo satisfactoriamente. Ésta puede ser crucial en la manera en que un adolescente aborda las metas en el porvenir, las tareas a completar y los desafíos a superar. Ayúdale a tu hijo a ser más autoeficaz al preguntarle o proponerle:
- Dime tres cosas que hayas hecho bien o logrado la semana pasada. ¿Cómo te hizo sentir?
- Dime tres cosas más que hayas completado en los últimos meses y que otras personas han notado. ¿Cómo te sientes (o sentiste) por ello?
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No te olvides de actuar como modelo a seguir
No te olvides de dirigir en todo momento desde el frente y de hablar con tu hijo adolescente sobre sus experiencias personales, con inclusión de los contratiempos o fracasos, y de cómo pudo seguir adelante. Tampoco está de más mencionar a personalidades reconocidas que se han recuperado después de estar en el fondo.
Algunas de las personas más exitosas de todos los tiempos han podido lidiar con el rechazo y las caídas en su vida y han conseguido volverse a poner de pie para seguir adelante.
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