Como padres de familia, en la ardua tarea de educar a nuestros hijos, no sólo buscamos brindarles información del mundo, sino, además, inculcarles actitudes que les permitan crecer como personas íntegras y empáticas en un entorno social competitivo.
En este sentido, un valor fundamental es la humildad, que propicia las condiciones para que forjen relaciones sanas y alcancen un futuro exitoso con una perspectiva más equilibrada y compasiva.
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A continuación, te compartimos 7 consejos para enseñar a los niños el valor de la humildad:
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Celebrar los logros de los demás
Enfatiza los logros de tus hijos, pero también incítalos a que reconozcan y aprecien los éxitos de los demás con la finalidad de cultivar un espíritu de alegría por el bienestar ajeno. -
Valorar el esfuerzo
Enséñales que el esfuerzo y la dedicación son más importantes que los resultados. Con ello se puede generar una actitud positiva hacia el aprendizaje y la perseverancia. -
Respeto por la diversidad
Promueve la comprensión y respeto por la diversidad cultural, social y de capacidades, lo que impulsa la empatía y la tolerancia.
Recuérdales que de todos los demás podemos aprender y ampliar nuestras perspectivas. -
Agradecimiento
Muestra a tus hijos lo bello que es sentirse y mostrarse agradecidos con los demás y reconocer las contribuciones que reciben de maestros, amigos, familiares o cualquier persona con la que interactuemos.
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Compartir el éxito
“Si he visto más, es porque estoy en hombros de gigantes”. Es una frase que Isaac Newton hace para referirse a que los éxitos no se logran nunca en soledad.
Comparte con tus hijos esta sabiduría para comprender que el conocimiento y los logros se construyen en compañía y con aportaciones de otros individuos. -
Aceptar los errores y limitaciones
Cometer errores es natural, lo esencial es aprender de ellos y buscar soluciones para mejorar. Invita a tu familia a practicar la crítica constructiva, a identificar las propias limitaciones y a aceptar nuestra imperfección. -
Actitud servicial
Fomenta la participación en actividades de servicio comunitario para ayudar a quienes lo necesiten, lo que desarrolla la compasión y el sentido de responsabilidad social.
También puedes ejemplificar esta actitud todos los días, al poner en práctica la cortesía con acciones como abrir la puerta a los demás, entregar los platos sucios a los meseros, ayudar a bajar escaleras a los ancianos, etc.
Inculcar en los niños el valor de la humildad es un regalo invaluable que promueve el desenvolvimiento de una autoestima sana y relaciones interpersonales más armoniosas: estimula una actitud abierta al aprendizaje y a la cooperación.
Además, con todo ello, serán ciudadanos comprometidos, capaces de generar un cambio positivo en su entorno e inspirar a otros con su ejemplo.
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