Vivimos en un mundo en constante cambio. El ritmo de cambio es el más rápido que jamás haya existido. Productos y procesos de vanguardia se encuentran continuamente disponibles y la velocidad a la que nos exponemos a nueva información aumenta cada vez más.
Esto a veces puede resultarnos abrumador. En ocasiones nos es posible proteger a nuestros hijos de tantos cambios, pero a menudo no. Si de por sí tales cambios son abrumadores para nosotros, ¿cómo podrían sentir los niños? Nos hemos referido a los cambios "normales". ¿Cómo sentirían entonces los cambios inesperados?
La mayoría de nosotros, y especialmente los niños, apreciamos cierto nivel de regularidad en nuestras vidas. Eso no significa que no valoremos lo nuevo y lo innovador, pero normalmente preferimos la estabilidad al cambio.
Los niños requieren espacio para procesar la información a la que están expuestos y llevar rutinas diarias, de lo contrario pueden estresarse. Les gusta saber que sus padres llegan a casa y preparan la comida, después los bañan y al final del día les leen dos cuentos. Los niños prosperan ante la previsibilidad de la rutina diaria.
Entonces, ¿cómo podemos ayudarles a los niños pequeños a adaptarse a los cambios, tanto a los grandes como a los pequeños? Los siguientes consejos te serán útiles para ello:
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- Avisa con antelación. Coméntale a tu pequeño algo como: "Mamá cree que podremos vivir mejor si nos mudamos a otro lugar. Vamos a buscar una nueva casa en un lugar llamado ‘...’. ¿Nos ayudarás a elegir la casa?"
- Esfuérzate por minimizar los cambios tanto como puedas. Durante los grandes cambios, como con la llegada de un hermanito a la familia, haz lo posible por que las cosas se mantengan iguales. Por ejemplo, este no será el mejor momento para cambiar a tu hijo de una recámara a otra.
- Responde todas sus preguntas. Según la edad que tenga tu hijo, posiblemente tenga muchas preguntas. Procura responderlas todas, a pesar de que repita algunas varias veces.
- Espera que ocurra alguna regresión. En los momentos de cambio, los niños pueden regresar a adoptar comportamientos anteriores. Por ejemplo, un niño que ya haya aprendido a usar el baño puede volver a tener accidentes. Esto es normal, así que ten paciencia.
- Acepta su duelo. Tu hijo podría experimentar un proceso bastante parecido al duelo al encarar nuevas circunstancias, como al cambiar de casa, de escuela o de maestro, o ante la llegada de un hermano. Escúchalo, préstale atención y, al final, recuérdale todos los aspectos positivos.
Durante los tiempos de cambio, un poco de atención adicional se vuelve increíblemente útil para ayudarles a los niños a lidiar con el estrés. Despeja una hora o dos por semana en las que tu hijo reciba toda tu atención.
Aprovecha el tiempo de juego para estimular el desarrollo de tu hijo. Deja que elija la actividad o acóplate a algunas de sus exigencias. Encuentra momentos para acompañarlo y permite que tome un papel activo en el proceso, aunque haga un lío.
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¿En qué modo le servirá esto a tu hijo a afrontar el cambio? La atención adicional y la paciencia de tu parte le ayudarán a comprender que, más allá de que ciertos aspectos de su vida estén cambiando, tu amor incondicional y tu cuidado son constantes.
Es prioritario para nosotros, en el Colegio Chimalistac, acompañar a nuestras familias en el desarrollo de nuestros alumnos y alumnas para que lleguen a ser la mejor versión de sí mismos. Agenda una cita en línea con nosotros y resuelve todas las dudas que tengas sobre nuestro modelo educativo:
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