Cómo ayudar a un adolescente a hacer buen uso de las redes sociales

¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos adolescentes a navegar de forma saludable por las redes sociales, en especial cuando muchos de ellos no crecieron con esta tecnología?

Quizás la medida más importante para lograrlo sea establecer límites apropiados. Pero por esto no nos referimos a una "abstención total", sino a que vayan enseñándoles gradualmente a utilizar las redes sociales de una manera saludable.

Muchos adultos buscan mantenerse al día con el uso de las plataformas sociales de sus hijos. Y aunque algunos padres se identifican como “nativos digitales”, la mayoría comenzó a usarlas después de su niñez o de su adolescencia.

Los jóvenes tendrán que encontrar un modo razonable de utilizar las plataformas sociales e incorporarlas a sus vidas, y será mucho mejor que los padres no sean pasivos en ese proceso. Les convendrá comprometerse y ello incluye que tengan la capacidad de establecer límites firmes.

Existe evidencia significativa (un ejemplo se halla en el reporte “#StatusofMind” hecho por la RSPH en Reino Unido) del impacto negativo a nivel social y emocional ocasionado por el uso excesivo de las redes sociales.

Así, hay preocupación en torno al aumento del aislamiento social, la baja autoestima, la menor participación en actividades consideradas sanas y la pérdida de la concentración.

Por otro lado, también existe evidencia de que las redes sociales les brindan a los adolescentes un espacio para que exploren su identidad, se conecten con compañeros y familiares y aprendan más sobre el entorno en el que viven.

¿Cómo presenta desafíos para los padres la brecha generacional?

Bastantes padres no tienen gran experiencia respecto de lo que significa ser un niño moderno, con un acceso casi ininterrumpido a una inmensa variedad de información social, cultural y tecnológica.

Aquellos padres que se sienten algo abrumados por ello se sentirán más tranquilos una vez que se hayan puesto al día, cuando menos un poco: pueden comunicarse con otros padres, familiarizarse más con las aplicaciones que usan sus hijos o buscar información en la red.

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Consejos para los padres

Piense de manera pro-social. Si los jóvenes usan las redes sociales para aprender cosas nuevas, platicar con compañeros de algún evento que se avecina o conectarse con un amigo o familiar suyo, éstas podrían ser formas saludables de sentir conexión y compromiso con su entorno social.

Los límites son importantes. Es sabido que pasar horas al día en las redes sociales puede implicar un mayor riesgo de que los jóvenes sufran depresión. Un estudio mostró que limitar su uso a 30 minutos o menos por día se asocia con una disminución en el sentimiento de soledad y la depresión.

Para muchos adolescentes 30 minutos o menos al día es una meta difícil de conseguir. Así que si quieres que tu hijo pueda alcanzarla, avanza de manera gradual y no te sorprendas ante la resistencia que encontrarás. Y no te olvides de despejar tiempo libre de pantalla todos los días antes de que vaya a acostarse.

Poco a poco, concede más libertad a medida que tu hijo demuestre estar listo para esa autonomía.

Según la familia serán distintos los criterios que influyan en cuánto tiempo y con qué frecuencia los hijos usarán estas tecnologías, pero es relevante que los padres se involucren.

Familiarízate con las redes sociales que utilizan los adolescentes. Quizás debas convenir en formar parte de su lista de contactos y llegar a un entendimiento claro de que tendrás permiso de revisar lo que publica.

Habla con tu hijo sobre la seguridad digital. Es necesario que entienda que no debe dar información personal a extraños. En el caso de los adolescentes, suele ser efectivo compartirles cómo son las conductas saludables y contrastarlas con otras arriesgadas de las que podrían arrepentirse.

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Por último, trabaja en conducirte como un buen modelo a seguir. A cualquier joven le resultará difícil escuchar a sus padres cuando hacen lo contrario de lo que recomiendan u ordenan.

Encuentra formas eficaces de desconectarte más seguido y pasar tiempo de calidad con la familia. No siempre será fácil, pero siempre valdrá la pena.

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