Hablar con los hijos sobre cómo se sienten cuando están abrumados y ayudarlos a discernir lo que les preocupa les resulta muy útil para que puedan comprender mejor su estrés.
Al reconocer sus propias emociones, sus comportamientos y sus reacciones físicas al estrés, descubrirán estrategias para reducirlo.Estas son seis maneras excelentes de hablar abiertamente sobre las emociones y el estrés, y animar a los hijos a que también lo hagan.
Si tu hijo es más pequeño, sé su “detective del estrés” y ayúdalo a hacer conexiones entre su cuerpo y el estrés.
Si notas que se queja de dolor de estómago o se encuentra más irritable de lo habitual, por ejemplo, y sospechas que el estrés es el causante, puedes alentarlo a pensar en cómo se siente y cómo ello se relaciona con el estrés.
Reducirlo: explicar los efectos físicos del estrés y cómo calmarlos
Al enseñarle a tu hijo cómo se percibe el estrés en su cuerpo, podrá comenzar a lidiar con las emociones a medida que surjan.
Al ocurrir dicha respuesta el cuerpo libera hormonas que aumentan la frecuencia cardíaca y respiratoria y prepara los músculos para responder.
Una forma en que tu hijo puede reducir la respuesta natural al estrés es respirando lenta y profundamente para sentirse un poco más tranquilo. Otros ejercicios de respiración también pueden ayudarlo.
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Los niños más pequeños se familiarizan mejor con palabras básicas como alegre, enojado, triste y asustado. Los niños mayores pueden aprender palabras más complejas como frustrado, decepcionado y nervioso. Identificar los sentimientos a través de palabras es una herramienta muy eficaz para manejarlos mejor.
Por lo tanto, leer juntos libros que aborden el estrés de manera positiva es un excelente modo de ayudar a un hijo a entenderse mejor a sí mismo.
Los niños tienden a identificarse con los personajes de un libro y encuentran consuelo al aprender de ellos cómo lidiar con situaciones estresantes de una forma positiva.
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Por supuesto, trata de mantener la calma aún bajo presión, pero no tengas miedo de decir y mostrar a tu hijo cómo manejas el estrés de vez en cuando. Por ejemplo, es útil decir: "Voy a bañarme con agua caliente y relajarme un poco" o "Me siento estresado, así que voy a respirar profundamente ahora para calmarme".
Cuando resuelvas un problema en voz alta, tu hijo comenzará a darse cuenta de cómo manejas el estrés y también podrá practicarlo. También estarás comunicándole que es bueno mantenerse al pendiente del estrés propio.
Y si un día te das cuenta de que reaccionas demasiado fuerte a un factor estresante en particular, no te preocupes de más. Simplemente señala cómo podrías haber manejado mejor el problema y explica por qué reaccionaste de la manera en que lo hiciste.
Por ejemplo, explica por qué te sentiste frustrado al llegar tarde al trabajo una mañana tratando de llevarlo a la escuela, y que juntos pueden intentar encontrar mejores formas de controlarlo.
Ten en cuenta cómo hablas sobre el estrés frente a tu hijo. Asegúrate de saber quién está escuchándote, pues un niño que escucha comentarios negativos o preocupantes puede empezar a angustiarse también.
En el Colegio Greenland damos gran importancia al desarrollo de habilidades socioemocionales en nuestros alumnos de distintos niveles, por eso contamos con un Departamento de Psicopedagogía conformado con profesionales que les enseñan técnicas para enfrentar el estrés y regular las emociones.
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