¿Cuál es la mejor manera de enseñarles inteligencia emocional a los niños? ¿Cómo podemos ayudarlos a desarrollar empatía y conciencia de sí mismos? Y, ¿cómo podemos contribuir a que se relacionen mejor con los demás?
Las respuestas dependerán de varios factores, entre ellos la edad del niño y si somos sus padres o no. Pero primero veamos en qué se diferencia la inteligencia emocional en niños y adultos.
¿Qué es la inteligencia emocional en los niños?
Por lo general, y según la edad del niño, la inteligencia emocional se encuentra en un proceso de desarrollo. Pero, ¿qué significa esto realmente?
En resumen, los fundamentos de la inteligencia emocional en niños y adultos son similares. Es solo que la mayoría de nosotros hemos olvidado la primera vez que adquirimos las más básicas de estas habilidades. Como al pensar: "Vaya, Luis se siente diferente de cómo yo me siento".
A medida que los niños crecen, aprenden diferentes habilidades de IE (inteligencia emocional) a ritmos distintos; no existe un modelo lineal único y ordenado para resumir cómo evoluciona en niños de diferentes edades.
Sin embargo, hay algunos factores que trascienden el desarrollo sensoriomotor puro y dan lugar a capacidades como el cultivo de la amistad y el control de impulsos. Estos incluyen, pero no se limitan a:
- Desarrollar la conciencia emocional, primero de los sentimientos propios, luego las emociones ajenas.
- Reconocer, identificar o percibir emociones, además de comprender qué es un sentimiento: se aprende entonces a comprender qué significan las expresiones faciales, el lenguaje corporal, el tono de voz, etc. Pueden atribuirlos a otros y etiquetarlos como "felices", "enojados", "tristes", etc.
- Describir emociones: además de nombrarlas, se aprende a utilizar el vocabulario emocional para expresarlas.
- Empatizar con los sentimientos de los demás: relacionado con lo anterior, esto en algún momento se extiende a sentir preocupación cuando los demás no están bien, o sentir simpatía hacia los animales.
- Controlar y gestionar las emociones: aprender (y aplicar el conocimiento) sobre cuándo es adecuado actuar o reaccionar de acuerdo con lo que siente.
- Comprender las causas de las emociones, tanto de las propias como de las ajenas.
- Comprender los vínculos entre la emoción y el comportamiento, por ejemplo, “papá pateó la pared porque está enojado”.
¿Deberíamos enseñar inteligencia emocional?
Todos tienen diferentes puntos de vista sobre la educación, pero a pesar de esto, probablemente ya estás enseñándoles inteligencia emocional a tus hijos.
¿Cómo? Modelando y reforzando ciertos comportamientos. Escuchando, validando y sintiendo empatía, entre muchas otras cosas. Incluso sólo hablar sobre temas emocionales ya es parte de ayudar a los niños a aprender sobre los sentimientos y también desarrolla su vocabulario emocional.
La IE es de suma utilidad para que los niños puedan comprenderse a sí mismos y a los demás, así como comunicar y manejar las emociones desagradables. Tanto ahora como más adelante en la vida, les servirá para desarrollar y mantener relaciones en su vida profesional y en el ámbito personal.
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¿Cómo afecta la educación de los hijos?
Si notaste (y tal vez te hayas sonreído) el ejemplo de “papá pateó la pared”, ese es un buen ejemplo de cómo la educación de los hijos juega un papel en el desarrollo de la IE. También hay literatura abundante que lo respalda.
Un estudio realizado en 2007 por Amanda Morris y sus colegas lo resume de una manera bastante concisa. Si bien su investigación empírica se centra específicamente en la regulación emocional (RE), muchos de los principios se pueden aplicar de manera más amplia a la IE en su conjunto. En particular:
- Los niños aprenden sobre regulación emocional mediante la observación.
- Las prácticas y los comportamientos de los padres juegan un papel clave, esto incluye modelar, orientar y prácticas similares.
- Las familias generan “ambientes emocionales”; esto abarca cómo (o cuándo, o incluso si) expresan sus emociones. Estos ambientes pueden ser propicios o no para el desarrollo de la regulación emocional en los niños.
Al basarnos en esto, y en lo que sabemos sobre el aprendizaje de manera más amplia, podemos añadir algunas cosas más:
- Los niños aprenden sobre la IE de manera indirecta y mediante el refuerzo, es decir, observando a sus padres y hermanos.
- Los niños aprenden a través de experiencias familiares, lo que se relaciona con el concepto de ambiente emocional.
- Los padres pueden enseñar y apoyar el desarrollo de la IE en los niños de forma activa, lo cual es una extensión más específica de las “prácticas de crianza”.
¿Cómo podemos fomentar la inteligencia emocional en la infancia?
Podemos comenzar con lo más básico: creando un espacio seguro en el que los niños se sientan apoyados y libres para expresar sus emociones.
Hay muchas actividades, juegos, ejercicios y demás para ayudar a los niños a desarrollar su inteligencia emocional. Intenta elegir un enfoque que no sea ni demasiado desafiante ni lo bastante fácil como para aburrir. Sólo recuerda que cada niño es único y se desarrollará a su propio ritmo.
Conclusiones
La IE es muchas cosas, desde comprender y reconocer la forma en que nos sentimos, hasta cultivar y nutrir las relaciones con quienes nos rodean.
Darles a los niños la oportunidad de desarrollar su empatía y habilidades sociales es una de las formas más efectivas en que podemos prepararlos para la vida que les espera: para mantener amistades y manejar sus emociones, o para que encuentren el mejor modo de afrontar las situaciones.
Otro aspecto genial de enseñarles inteligencia emocional a los niños es que podemos aprender mucho nosotros mismos mientras lo hacemos. De la misma manera en que nunca somos demasiado jóvenes para comenzar a aprender, nunca somos demasiado viejos o adultos para dejar de desarrollar nuestra IE.
En el Colegio Greenland, es muy importante para nosotros brindarles a nuestros alumnos el apoyo necesario para que puedan desarrollar y poner en práctica su inteligencia emocional. Descarga a continuación nuestro modelo educativo:
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