La motricidad fina y gruesa son dos habilidades determinantes para el desarrollo de los niños, pues estas destrezas motoras no solo resultan cruciales para el crecimiento físico de los pequeños, sino que también desempeñan un papel esencial para aprender y realizar tareas cotidianas.
En este artículo, te proporcionaremos información valiosa sobre la motricidad fina y gruesa, su importancia y, lo más importante, te ofreceremos una selección de actividades diseñadas para estimular y fortalecer estas facultades en tus hijos.
Se refiere al movimiento y coordinación de los músculos pequeños y precisos de las manos y los dedos. Esto permite a los infantes realizar acciones que requieren destrezas manuales específicas, como escribir, dibujar, abrochar botones o incluso recortar con tijeras.
Dichas actividades, aunque puedan parecer simples, son imprescindibles para la independencia y el éxito en la vida diaria, así como en la escuela.
Se centra en el control de los músculos más grandes del cuerpo. Esto incluye actividades como caminar, saltar, correr, trepar y lanzar.
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Además, es fundamental para el desarrollo de la fuerza, resistencia y coordinación general, así como para el mantenimiento de una buena salud física.
Durante la fase de preescolar, los pequeños están formando las bases de sus facultades motoras que les servirán a lo largo de toda la vida.
Llevar a cabo dichos ejercicios desde una edad temprana ayuda a los pequeños a mejorar su destreza, concentración y autoconfianza, lo que, a su vez, influye positivamente en su rendimiento académico y su independencia en el día a día.
A continuación, te presentamos una selección de actividades diseñadas para fomentar estas habilidades en tus hijos:
Los juegos de bloques estilo Lego son básicos porque son excelentes para trabajar la precisión con las manos y satisfacer la curiosidad natural de armar y desarmar de los pequeños. Hay de muchos tipos, ¡prueben con todos los que puedan!
Asiste a tus hijos para que corten con sus dedos tiritas de papel china de colores, las peguen y creen sus obras artísticas. Con ello, además de los beneficios de movimiento, impulsarás su creatividad.
El arte japonés del origami implica doblar papel para crear figuras. Esta actividad promueve la paciencia, la capacidad para seguir instrucciones y motiva a los niños a esforzarse en doblar el papel con delicadeza y exactitud.
Diseña un pequeño circuito de obstáculos en un espacio abierto o en casa utilizando almohadas, sillas y cajas. Los niños pueden correr, saltar y trepar, lo que les ayuda a aprender a usar todo su cuerpo.
Traza en el suelo varios caminos con distintas anchuras y pide a tus hijos que los sigan sin salirse de los bordes. Puedes acompañarlos tomándolos de las manos en los tramos más difíciles. Con este ejercicio aumentarán su equilibrio y confianza.
Se trata de arrojar pelotas, juguetes o peluches de distintos tamaños a un cesto para mejorar la coordinación entre el ojo y la mano, así como para medir la fuerza.
Estas actividades son solo el comienzo. Puedes adaptarlas y crear nuevas variaciones para mantener a tus hijos comprometidos y entusiasmados con su evolución motora.
Al invertir tiempo y esfuerzo en estimular estas facultades en tus seres más queridos, estarás preparándolos para un futuro activo y saludable, y para que tengan la confianza de realizar cualquier actividad, como artes y deportes, así que, ¡es hora de jugar y aprender!
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