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La importancia de que los niños aprendan a ser ordenados

El hábito del orden no sólo se relaciona con los rasgos de la personalidad, también es un comportamiento que puede aprenderse y ponerse en práctica.

Así, podemos enseñárselo a nuestros hijos para que tengan más control sobre su entorno desde la infancia y les sea más fácil incorporarlo a su vida conforme vayan creciendo.

El valor del orden

El orden hace referencia a la disposición de elementos en un espacio, o al acontecimiento de eventos en el tiempo, de acuerdo con una regla o criterio específico. Por lo tanto, una persona ordenada es aquella que mantiene un orden. O, en otras palabras, quien adopta un orden y un método en sus acciones.

Todo orden conlleva organización y disciplina. Por consiguiente, una persona ordenada es capaz de organizar, clasificar y disponer las cosas de manera esmerada y armoniosa.

Pero asimismo las personas ordenadas tienen la capacidad de ser disciplinadas y metódicas en sus pensamientos y su conducta, lo cual les permite llevar a cabo actividades concretas para alcanzar diferentes objetivos.

Por supuesto, mientras no se convierta en una obsesión, el orden contribuye a que las personas sean más maduras, responsables, conscientes e incluso más libres. Esto se debe a que ello les da la oportunidad de:

  • Ahorrar tiempo
  • Prever problemas
  • Mantener bajo control las preocupaciones, la incertidumbre y la ansiedad
  • Experimentar menos estrés
  • Ser más eficientes y productivas
  • Conservar energía
  • Adquirir estabilidad emocional
  • Simplificar las tareas diarias

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Enseñar orden a nuestros hijos

Es importante que enseñemos a nuestros hijos a ser ordenados porque, junto con otras cualidades, esto les ayudará a resolver problemas de una forma más eficaz. Tal aprendizaje no sólo aplica a su presente, sino también a su futuro como adultos.

Por ende, no nos convendrá enseñarlo por imposición. Lo mejor será que lo aprendan a través de actividades y rutinas con que puedan interiorizarlo. De ese modo, empezarán a verlo como algo natural y cotidiano.

Además, comprenderán que es un factor necesario para que se sientan cómodos consigo mismos y con las personas que les rodean.

En general, enseñar a nuestros hijos el valor del orden implica:

  • Establecer y respetar lugares específicos en los que permanezcan las cosas. Cuando los niños terminen una actividad sabrán dónde guardar los juguetes, materiales, etc.
  • Hacer que guardar las cosas sea divertido. Los niños deben sentir que todavía están jugando aun cuando llegue el momento de ordenar. Puede recurrirse a canciones o juegos para ello o asociar la actividad con otras actividades entretenidas.
  • Involucrar a los hijos en las tareas del hogar. Esto les ayudará a fijar sus propias rutinas y también a adaptarse a las que existen en el hogar. Además, aprenderán una serie de habilidades básicas para la vida, como tender la cama, poner la mesa, doblar la ropa, cepillarse los dientes, etc.

Dar un buen ejemplo y dar sentido al orden

Los padres debemos ser conscientes en todo momento del ejemplo que damos a nuestros hijos, pues gran parte del aprendizaje infantil ocurre por imitación.

Además de nuestro ejemplo, es fundamental que demos sentido a la tarea de poner las cosas en orden, con lo que los niños entenderán que no sólo se trata de una obligación aburrida y sin propósito.

Necesitan sentir que guardar las cosas también les beneficia de alguna manera. Deben interiorizar la idea de que ser organizados les aporta más tiempo y espacio para que puedan divertirse y sentirse tranquilos.

En definitiva, el orden promueve una sensación de seguridad en los niños y es un primer paso para que vayan edificando su capacidad de toma de decisiones.

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