La conducta prosocial en los niños es su capacidad para actuar voluntariamente de manera positiva, receptiva, útil y cooperativa, y se asocia con muchos factores de bienestar.
La conducta prosocial suele correlacionarse con habilidades de interacción social, una identidad personal positiva, relaciones amistosas y aceptación entre pares, así como con un menor riesgo de externalizar comportamientos problemáticos en el ambiente escolar.
Con el tiempo, las habilidades sociales adquiridas en la primera infancia se vuelven vitales para la trayectoria del desarrollo interpersonal. Dichos hábitos, que conciernen a las relaciones interpersonales, son una piedra angular en el desarrollo infantil y auguran desempeño académico y social favorables.
El desarrollo de la conducta prosocial es una meta compleja, ya que los niños tienen que equilibrar sus propias necesidades e intereses con el fortalecimiento de lazos sociales. A algunos niños esto se les da naturalmente, mientras que otros requieren más ayuda con las relaciones dentro del entorno social.
En el contexto de las interacciones cotidianas, los padres pueden proporcionar el desafío y el apoyo para facilitar la adquisición de estas habilidades interpersonales clave.
Aquí hay 9 formas en que los padres pueden promover la conducta prosocial en sus hijos:
Estas reglas deben basarse en principios de desarrollo orientados a que los niños disciernan las consecuencias de su comportamiento. Es importante que los padres expliquen las razones detrás las reglas sociales y aclaren la relación de "causa y efecto" en las decisiones y acciones de sus hijos.
Un mensaje emocional apropiado debe acompañar a la expresión de cualquier regla o expectativa. El aspecto no verbal de la comunicación será vital para dejarla en claro, ya que los niños a veces entienden mejor de actitudes que de palabras.
Los niños deben percibir nuestro elogio y aprobación en torno a su conducta prosocial a través de nuestro tono y expresión. Del mismo modo, debemos ser firmes y directos cuando corrijamos o redirijamos un comportamiento inapropiado.
Frases cortas y simples -como: "estabas siendo útil cuando..."; "fuiste amable con ..."- refuerzan la importancia de los actos. Estas reflexiones por parte de adultos les ayudan a los niños a internalizar tales atributos y entender la raíz y el motivo de su comportamiento.
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Lo mismo ocurre con la conducta antisocial, pues cuando los adultos la observan y reparan en ésta, los niños se hallarán en mejores condiciones de comprender y actuar de manera apropiada.
Habría que destacar que el proceso requiere de que los padres practiquen y sean coherentes.
Poner el ejemplo es una herramienta poderosa, ya que los niños aprenden mediante la actitud que aprecian en los adultos, como, por ejemplo, cuando éstos son afectuosos. La imitación constituye una forma efectiva de aprendizaje e influye en los niños más que el uso de meras palabras.
La naturaleza voluntaria de la conducta prosocial requiere que los niños tengan modelos a seguir y observen experiencias consistentes, con el objetivo de que puedan aprender e internalizar la relevancia y los beneficios de las acciones positivas.
Tu hijo te observa constantemente y la relación entre ustedes le ofrecerá muchas oportunidades para que le "muestres" cómo actuar bien y tomar decisiones.
Los niños suelen corresponder a cuánto reciben de las personas más importantes en sus vidas, lo cual ocurre en mayor proporción conforme más a menudo sucede.
La investigación ha señalado que el apego sólido entre padres e hijos durante la primera infancia se relaciona con el comportamiento prosocial, así como con el desarrollo de la empatía.
Modelar y enseñar cuidado y respeto por el medio ambiente (y sus habitantes) conlleva un mensaje crucial.
Recoger basura, cuidar un jardín, mostrarse respetuoso con los animales y sus hábitats son sólo algunas de las muchas formas en que la naturaleza puede aportarles a los niños lecciones de cuidado, gratitud e interdependencia.
Al principio, los libros ilustrados pueden servirles a los niños para que descubran narraciones significativas sobre la importancia y las ventajas de la conducta prosocial.
Definir y asignarles tareas cotidianas a los niños fomenta una sensación de unidad en la familia. Las tareas y los quehaceres apropiados para su edad son una excelente manera de que se vuelvan y se sientan útiles.
Independientemente del formato, evita que tu hijo tenga acceso a contenido que refuerce cualquier tipo de comportamiento violento y antisocial. Aprueba concienzudamente la selección de programas de que disfrute.
Siendo que las pantallas siempre estarán presentes en el entorno, procura elegir programas con temas que incluyan amistad, sana convivencia, resolución de problemas y cooperación, que son más adecuados para los niños.
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Para que los niños desarrollen con toda seguridad una conducta prosocial, los padres serán los principales promotores de la misma. Ellos tienen el poder de generar un entorno que satisfaga las necesidades emocionales y sociales más determinantes para la vida de sus hijos, lo cual tendrá resultados permanentes.
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