¿Cómo podemos impulsar a nuestros hijos a experimentar la riqueza de la infancia en su plenitud en un mundo cada vez más dominado por las pantallas y la tecnología?
Una de las opciones más efectivas son los juegos tradicionales, que son transmitidos de generación en generación y tienen múltiples beneficios como promover la actividad física, estimular la creatividad y fortalecer los lazos sociales entre los infantes.
Contenido relacionado: Las habilidades sociales que tu hijo debe aprender en preescolar
En la niñez, es indispensable combatir el sedentarismo y limitar la interacción virtual, por ello, te presentamos estos 10 divertidos juegos tradicionales para niños que pueden llevarse a cabo en el hogar.
Para jugar la matatena se requiere una pelotita que rebote y cinco crucecitas de plástico que pueden sustituirse por piedritas o fichas.
La dinámica es muy sencilla: se colocan las piedras en el suelo y se hace rebotar la pelota lo suficientemente fuerte para que, con la mano con la que botamos la pelota, tomemos rápido una o varias de las piedras y atrapemos la pelota antes de que caiga al suelo de nuevo. Gana el jugador que recoja primero todas las fichas.
Los niños toman una cuerda larga y la hacen girar en círculo mientras alguien más salta dentro y fuera del círculo.
Deben mantener el ritmo y la velocidad de la cuerda mientras el jugador brinca sin tropezarse. Variaciones incluyen saltar la cuerda en patrones específicos o hacer trucos llamativos.
Para preparar el juego, es necesario cavar un agujero o dibujar un círculo en el suelo, luego se recorre una distancia acordada por pasos y se traza una línea que marcará desde dónde se arrojarán las canicas.
En el hoyo o círculo se ponen todas las canicas, a excepción de las canicas que usarán para tirar. Después designan el orden de turnos y cada uno intentará arrojar su canica para golpear y sacar las que se encuentran dentro del círculo o agujero. Quien saque más canicas gana.
Para empezar, se forman dos equipos: uno de dos personas que levantan los brazos y se toman de las manos para formar un arco, y otro de niños que se colocan en fila india, uno detrás del otro.
Mientras cantan "A la víbora, víbora de la mar, de la mar, por aquí pueden pasar. Los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán. Tras, tras, tras", la fila de jugadores pasa por debajo del arco de manera ondulante.
Al final de la canción, el arco baja y atrapa a uno o más niños que estén pasando en ese momento. Los atrapados pueden salir de la fila o seguir participando de acuerdo con la decisión del grupo.
Un jugador es el encantador y trata de atrapar a los otros al tocarlos y decir “encantado”. Cuando alguien es tocado, debe quedarse inmóvil como una estatua.
Los demás pueden liberar a los encantados tocándolos al tiempo que gritan “desencantado”, y el juego continúa hasta que todos queden inmóviles o hasta que el encantador se rinda.
Similar al bingo, pero en lugar de números, se utilizan imágenes como el sol, la luna, el valiente, el catrín, etc. Cada participante tiene un cartón con una selección de estas imágenes y un mazo de cartas con las mismas imágenes.
Un moderador saca las cartas del mazo y anuncia el nombre de la carta. Los jugadores marcan las imágenes correspondientes en sus cartones hasta completar una línea o toda la cartulina.
En algunos lugares también conocido como “Avioncito”, Rayuela consiste en dibujar un diagrama con números en el suelo en cuadrados alternos de esta forma:
Primero una fila para el número 1, otra para los números 2 y 3, la tercera fila para el 4, la cuarta para el 5 y el 6, la posterior para el 7, la penúltima para el 8 y el 9, y la última fila para el 10.
A continuación, un jugador tira una piedra pequeña en el cuadrado número uno sin pisar las líneas. Luego, salta a través de los cuadrados consecutivos y evita aquel que tiene la piedra.
Deben completar la serie sin errores, regresar saltando, recoger la piedra y repetir el proceso con el número que sigue. Si se pisan las líneas o no se completa correctamente el salto, pierden su turno y el siguiente participante continúa. La primera persona en completar todos los números gana.
Es un juego de mesa que requiere un tablero especial, pero, de no tenerlo, se puede construir uno con una plantilla de internet. Cada participante comienza en la casilla número uno y lanza un dado para saber cuántas casillas moverse. El objetivo es llegar a la casilla final, antes que los demás.
Si un jugador cae en una casilla con la base de una escalera, avanza hasta la casilla superior de la escalera. Si cae en la cabeza de una serpiente, desciende hasta la casilla inferior de la serpiente.
Se necesita dibujar una cuadrícula de 3x3 espacios. Los jugadores toman turnos para poner una marca (ya sea “X” o “O”) en cualquier espacio vacío del tablero.
El objetivo es ser el primero en alinear tres de sus marcas en línea recta horizontal, vertical o diagonalmente. Si ninguno logra hacerlo y todas las casillas están ocupadas es un empate.
Colocan la imagen de un burro sin cola en una pared o tabla. A cada niño se le vendan los ojos y se le da una cola (generalmente hecha de cartulina con cinta adhesiva en el extremo).
Los chicos deben acercarse al burro y pegar la cola lo más cerca posible de su lugar correcto. ¡El jugador que coloque la cola más cerca de su posición triunfa!
Estos juegos, además de ser entretenidos, enseñan valores como la paciencia, la cooperación y la competencia justa, pero también promueven la creatividad, las habilidades físicas y la atención. Jugar es el modo más efectivo para aprender en la infancia y un niño feliz disfruta y vive la vida con mayor plenitud.
Contenido relacionado: Cómo fomentar el pensamiento creativo en niños pequeños
En el Colegio Greenland, entendemos la importancia de un desarrollo integral y una metodología lúdica en la educación de nuestros estudiantes.
Ofrecemos un ambiente de aprendizaje enriquecido donde los niños no solo aprenden académicamente, sino que también exploran y disfrutan de actividades que potencian su dimensión socioemocional.
Descarga nuestro modelo educativo en el siguiente enlace y descubre cómo podemos hacer de la educación de tu hijo una experiencia dichosa, divertida y saludable.
También puede interesarte: