¿Alguna vez te has preguntado por qué tus hijos parecen estar siempre cansados o irritables durante el día? ¿O por qué les cuesta conciliar el sueño por la noche? Si te has enfrentado a estas situaciones, es probable que no tengan buenos hábitos para dormir.
Según la Revista Mexicana de Neurociencia (2022), se considera que uno de cada tres niños presenta problemas al dormir, además es común que estos pasen desapercibidos para los padres y los pediatras.
El sueño en la infancia es fundamental debido a que mientras se duerme ocurren diversos procesos de maduración y desarrollo del sistema nervioso. Por ello, la presencia de problemas de sueño puede dar lugar a alteraciones en su crecimiento, deficiencias en la memoria, en la atención y en el aprendizaje.
En este artículo, te presentaremos 5 buenos hábitos de higiene del sueño para los niños que ayudarán a resolver estos problemas y garantizar un descanso adecuado.
Establecer un horario regular para ir a la cama y levantarse ayuda a regular el reloj biológico de tus pequeños. Haz lo posible por que este sea consistente incluso los fines de semana para que se acostumbren a dormir y despertarse a la misma hora.
El entorno tiene un impacto significativo en la calidad de su sueño. Procura que su habitación esté oscura (aunque pueden usarse lamparitas especiales si tienen miedo a la oscuridad), ordenada, tranquila y a una temperatura adecuada.
Evita su exposición a pantallas electrónicas antes de acostarse, ya que la luz azul o blanca puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
La alimentación y el sueño están estrechamente relacionados. Evita que tus niños consuman comidas pesadas o estimulantes antes de acostarse, ya que eso dificulta que sus cuerpos se dispongan a descansar.
El ejercicio regular es una excelente manera de promover un sueño de calidad en los infantes. Asegúrate de que tengan oportunidades para jugar y moverse durante el día.
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Sin embargo, no es aconsejable el ejercicio vigoroso justo antes de acostarse, ya que pone al cuerpo y a la mente en alerta.
Se trata de actividades como leer un cuento, tomar un baño tibio o practicar ejercicios de respiración que indiquen a tus pequeños que es momento de relajarse y prepararse para visitar el mundo de los dulces sueños.
Un buen descanso mejora la concentración, la memoria y el rendimiento escolar. También facilita un estado de ánimo más equilibrado, reduce la irritabilidad y el comportamiento impulsivo. Además, fortalece el sistema inmunológico y contribuye al desarrollo físico.
Los beneficios de estos hábitos son invaluables, pues sientan las bases para un crecimiento saludable y un futuro brillante.
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