La higiene adecuada es un acto amoroso que promueve el crecimiento saludable de tus hijos. Investigaciones científicas han demostrado que la implementación de buenas costumbres en la infancia temprana puede tener impactos positivos en su desarrollo cognitivo y emocional, brindándoles las bases para un futuro lleno de aprendizaje y bienestar.
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La etapa de preescolar, al ser un periodo donde los niños exploran el mundo y aprenden nuevas habilidades cada día, es el momento perfecto para enseñarles rutinas de cuidado personal que los acompañarán toda la vida.
A continuación, 10 hábitos de higiene para niños pequeños:
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Manos limpias, corazones contentos
A esta edad, los niños quieren tocar con sus manitas casi todo, y constantemente las llevan a sus rostros para oler o probar cosas. No está mal que estén en contacto con la tierra y las cosas sucias, pues así su sistema inmune mejora.
Sin embargo, para evitar enfermedades y generar buenas prácticas, es fundamental que se adapten a lavarse las manos constantemente. Háganlo juntos con canciones para volverlo lúdico y agradable. -
Una sonrisa reluciente
Cepillarse los dientes puede ser muy entretenido. Haz que esta rutina sea alegre y especial. Busca un cepillo de dientes con un diseño atractivo para ellos y elige una pasta de dientes con su sabor favorito. Así, cada vez que lo hagan, recordarán que es importante mantener una sonrisa limpia y brillante. -
Nariz libre y contenta
Ayuda a tus pequeños a entender que cuando tienen moquitos o estornudan, es importante cubrirse con un pañuelo desechable o con el codo. Diles que la nariz recolecta la basura del ambiente y que ellos tienen que apoyar a sacar la basura con papel para no lastimarla ni que la basura quede en sus dedos. -
El arte de bañarse
Muestra a tus niños cómo lavarse bien el cabello y el cuerpo. Puedes hacer de esta actividad un juego: ¿qué tal si el shampoo es una espuma mágica que los protege de todo mal? ¡Usa tu imaginación! Así, disfrutarán mientras adquieren costumbres saludables. -
Orden en el baño
Enséñales desde temprana edad a preservar el baño ordenado y limpio. Coloca toallitas desinfectantes a su alcance para que ellos mismos puedan limpiar su espacio después de usarlo. Verás cómo se sienten orgullosos de dejar todo impecable.
Es esencial que les demuestres cómo usar el papel de forma suave y en la dirección correcta. Anímalos a lavarse con jabón después de hacerlo, recordándoles que así conservarán sus manitas limpias y libres de gérmenes. -
Limpieza del calzado
Los zapatos pueden traer consigo suciedad del exterior. Fomenta la práctica de dejar los zapatos en la entrada de la casa y enseña a tus hijos a limpiarlos regularmente. Pueden usar un paño húmedo o un cepillo suave para conservar su calzado reluciente y evitar llevar agentes infecciosos a otros espacios. -
¡Fuera bichitos!
Inculca en ellos la importancia de limpiar sus juguetes, así como de no ensuciar o jugar con los alimentos para evitar la contaminación. Explícales que los bichitos no invitados pueden causar enfermedades. -
Lavarse la carita
Explica a tus pequeños lo importante que es preservar su carita limpia y fresca. Puedes utilizar una toalla suave y un poco de agua tibia para limpiar suavemente su rostro. Acompáñalo con canciones o cuentos para hacer de este un momento especial juntos. -
Después de jugar, a lavar
Explícales que después de divertirse y jugar al aire libre, es importante lavarse para eliminar la suciedad y los gérmenes que puedan haber acumulado. Anímalos a que vean este momento como una forma de proteger su piel y mantenerse saludables mientras continúan disfrutando de sus aventuras. -
El descanso reparador
El descanso efectivo es fundamental para su desarrollo. Comenta a tus pequeños la importancia de tener una buena higiene del sueño, como lavarse los dientes antes de acostarse y dormir en un ambiente limpio y cómodo.
Recordemos que enseñar aseo personal a nuestros pequeños no tiene que ser un deber aburrido, sino una oportunidad para transmitirles amor y cariño. Además de que ellos aprenden principalmente con la imitación, por lo que lo ideal es que pongamos el ejemplo.
Utiliza un lenguaje cariñoso y amigable, crea juegos y actividades que hagan de la higiene una experiencia divertida y especial. Al hacerlo, estarás sembrando semillas que florecerán en adultos saludables y conscientes de la relevancia de cuidar de sí mismos y de los demás.
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