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Las mejores actividades de inteligencia emocional para adolescentes

La adolescencia es una etapa de transformación, no solo en el cuerpo, sino también en el cerebro. Durante estos años, la parte del cerebro responsable de la regulación emocional, conocida como el sistema límbico, se encuentra en una fase crítica de desarrollo. 

Esto significa que los jóvenes a menudo experimentan su sentir con una intensidad que puede ser abrumadora tanto para ellos como para sus familias. 

Entender estos cambios nos permite ser más comprensivos y empáticos, ya que se reconoce que están transitando por una montaña rusa sin mucha experiencia en la gestión de sus sentimientos.

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La inteligencia emocional como estrategia

El concepto se refiere a la capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras propias emociones, así como las de los demás. Está compuesta por cinco elementos clave: 

  • Autoconciencia
  • Autorregulación
  • Motivación
  • Empatía
  • Habilidades sociales 

Dichas competencias son esenciales para el desarrollo personal y social de los jóvenes, puesto que les permiten afrontar de manera más eficiente los desafíos y las relaciones interpersonales que caracterizan esta etapa de su vida.

¿Cómo trabajarla? A continuación, les compartimos algunas de las mejores actividades de inteligencia emocional para adolescentes:

  1. Paseo de los recuerdos

Consiste en crear un recorrido mental por recuerdos que generen diferentes emociones. 

El o la adolescente debe sentarse en un lugar tranquilo y cerrar los ojos. Luego, guiado por un adulto o por cuenta propia, puede imaginarse haciendo 2 tipos de recorridos por un museo:

  1. En el que cada sala representa una emoción: felicidad, tristeza, ira, miedo, etc.  

  2. En el que atraviesa la historia de vida e identifica las emociones que acompañan cada evento.

Después de este paseo mental, se piensa sobre lo que sintió en cada sala y escribe o habla sobre cómo estos recuerdos aún influyen en la actualidad. 

  1. Fotografía de emociones

Inspirada en la fotografía terapéutica, esta actividad invita a capturar con el teléfono o cámara imágenes de objetos, lugares, personas o momentos que para ellos reflejen alegría, tristeza, ira, sorpresa, etc., a lo largo de una semana.

Al final, revisarán las fotos y explicarán sobre por qué eligieron cada imagen y qué emociones evocan en ellos. Adolescente toma fotografía de naturaleza

  1. El Árbol

Para realizarla se dibuja un árbol donde cada rama representa un estado emocional diferente, y cada hoja simboliza un pensamiento o recuerdo asociado a ese estado. 

Es posible agregar raíces para señalar aquello que crean que causa estas emociones y frutos que representen los resultados o consecuencias derivadas de esos estados en su vida. 

  1. Mesa redonda interna

Con base en la terapia Gestalt, en esta actividad los chicos deben imaginar una “mesa redonda” interna donde se sientan las diferentes emociones como si fueran personajes con voz y voto. 

Es importante que tengan un momento de relajación previo, cierren los ojos y visualicen cada emoción (ansiedad, vergüenza, alegría, enojo, etc.) alrededor de una mesa debatiendo sobre una decisión o situación particular que se haya experimentado. 

Luego, será valioso reflexionar sobre qué emociones dominaron la discusión, cuáles fueron ignoradas y cómo hubiera cambiado la situación si otra emoción hubiese tenido más peso. 

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  1. Plasmar con colores:

Consiste en designar colores para cada emoción y pintar un cuadro con el fin de expresar cómo se sienten en ese momento. En este sentido, todo vale, incluso mezclar los colores, buscar una forma definida, crear una obra abstracta o hasta experimental.

Una vez completada, pueden explicar la pintura a algún familiar o amistad, hablar sobre cómo fue el proceso de creación y cómo cada color representa sus emociones.

  1. ¿Qué siento, qué pienso y qué quiero?: 

Ante cualquier situación de conflicto o diálogo, se recomienda que cada una de las personas involucradas, de manera calmada y asertiva, comunique a las demás qué siente, qué piensa y qué quiere.

La finalidad es compartir lo que se vive desde los distintos enfoques de un problema y trabajar tanto la empatía como la expresión emocional en la mediación en un conflicto.

Las actividades propuestas buscan, por medio de la práctica, lograr la autoconsciencia de la dimensión emocional, impulsar la autorregulación, generar mayor motivación y empatía, así como mejorar las relaciones sociales de los adolescentes.

Desarrollar la inteligencia emocional es esencial en esta etapa para una vida equilibrada y plena. Por ello, aunque es un periodo lleno de incertidumbres y errores, es importante establecer límites claros y, al mismo tiempo, mantener un ambiente de comprensión y apoyo. 

Recordemos que, aunque cada joven es diferente, todos necesitan saber que son amados y comprendidos, incluso cuando sus sentimientos sean difíciles de manejar. 

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