El hábito del orden no sólo se relaciona con los rasgos de la personalidad, también es un comportamiento que puede aprenderse y ponerse en práctica.
Así, podemos enseñárselo a nuestros hijos para que tengan más control sobre su entorno desde la infancia y les sea más fácil incorporarlo a su vida conforme vayan creciendo.El valor del orden
El orden hace referencia a la disposición de elementos en un espacio, o al acontecimiento de eventos en el tiempo, de acuerdo con una regla o criterio específico. Por lo tanto, una persona ordenada es aquella que mantiene un orden. O, en otras palabras, quien adopta un orden y un método en sus acciones.
Todo orden conlleva organización y disciplina. Por consiguiente, una persona ordenada es capaz de organizar, clasificar y disponer las cosas de manera esmerada y armoniosa.
Pero asimismo las personas ordenadas tienen la capacidad de ser disciplinadas y metódicas en sus pensamientos y su conducta, lo cual les permite llevar a cabo actividades concretas para alcanzar diferentes objetivos.
Por supuesto, mientras no se convierta en una obsesión, el orden contribuye a que las personas sean más maduras, responsables, conscientes e incluso más libres. Esto se debe a que ello les da la oportunidad de:
Enseñar orden a nuestros hijos
Es importante que enseñemos a nuestros hijos a ser ordenados porque, junto con otras cualidades, esto les ayudará a resolver problemas de una forma más eficaz. Tal aprendizaje no sólo aplica a su presente, sino también a su futuro como adultos.
Por ende, no nos convendrá enseñarlo por imposición. Lo mejor será que lo aprendan a través de actividades y rutinas con que puedan interiorizarlo. De ese modo, empezarán a verlo como algo natural y cotidiano.
Además, comprenderán que es un factor necesario para que se sientan cómodos consigo mismos y con las personas que les rodean.
En general, enseñar a nuestros hijos el valor del orden implica:
Dar un buen ejemplo y dar sentido al orden
Los padres debemos ser conscientes en todo momento del ejemplo que damos a nuestros hijos, pues gran parte del aprendizaje infantil ocurre por imitación.
Además de nuestro ejemplo, es fundamental que demos sentido a la tarea de poner las cosas en orden, con lo que los niños entenderán que no sólo se trata de una obligación aburrida y sin propósito.
Necesitan sentir que guardar las cosas también les beneficia de alguna manera. Deben interiorizar la idea de que ser organizados les aporta más tiempo y espacio para que puedan divertirse y sentirse tranquilos.
En definitiva, el orden promueve una sensación de seguridad en los niños y es un primer paso para que vayan edificando su capacidad de toma de decisiones.
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