La comunicación en el aula es esencial dentro del proceso de enseñanza, pero la imagen de la misma como la de únicamente un profesor que se dirige a filas de alumnos dispuestos a prestarle atención en todo momento es falsa en muchos aspectos, además de que no es el método más efectivo para transmitir información.
La comunicación en el salón de clases es más enriquecedora cuando se da entre las dos partes, docentes y alumnos, y está informada por el respeto mutuo, guiada por el docente y centrada en la comprensión.
La comunicación en los resultados de la enseñanza
La comunicación eficaz entre los docentes y los alumnos es la base de buenos resultados educativos.
A su vez, una relación positiva entre profesores y estudiantes es el resultado de una mejor comunicación y contribuye a propiciar un entorno que la sustenta en un circuito de retroalimentación satisfactoria: un entorno que fomenta la búsqueda de la comprensión en lugar de la expresión del conflicto.
Dentro de este marco, la comunicación de los estudiantes también es extremadamente importante, y la que parte del maestro puede alentar y modelar la de los estudiantes, incluido ahí el aprendizaje en torno a la expresión, la persuasión y el cuestionamiento.
Las comunicación en los resultados conductuales
La comunicación óptima en el aula puede mejorar el comportamiento y la actitud general de los alumnos, ayudar a detectar problemas sociales antes de que se manifiesten explícitamente y actuar como base para un aprendizaje socioemocional de calidad.
Los estudiantes que aprenden a comunicarse con asertividad desde el salón de clases tienden a recurrir menos a conductas negativas que presentan agresividad verbal, búsqueda de atención y desconexión a nivel social. Cabe reparar en que un desenvolvimiento socioemocional sano también suele conducir a un desempeño académico deseable.
Fomentar la comunicación en el aula
La comunicación en el aula no sólo se da “así como así”. Es el producto de una enseñanza bien estructurada y de relaciones positivas entre docentes y alumnos, entre grupos de compañeros, y entre los estudiantes y la escuela.
Cuando estos se sienten seguros, valorados y adecuadamente instruidos, sienten que les es posible participar en los espacios de discusión en clase, responder más preguntas e incluso plantear sus propios problemas.
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Entorno seguro
Los maestros que usan técnicas educativas basadas en la vergüenza para señalar los errores de los estudiantes seguramente incidirán negativamente en su motivación para participar en clase, lo que puede traducirse en consecuencias sobre su autoconfianza a largo plazo.
Aunado a ello, muchos estudiantes a menudo sienten presión por parte de sus compañeros, y es deber de los maestros encontrar una manera de suavizar la fuente de presión para que sus alumnos dediquen más esfuerzo al aprendizaje que a preservar su reputación en la escuela.
La enseñanza a través del ejemplo, la gestión del aula y la comunicación personal son acciones que contribuyen a solucionar estos problemas. -
Trabajo en equipo
La sospecha, la desconfianza y la incertidumbre entre grupos de pares son limitantes para los objetivos de enseñanza en el aula, las cuales pueden disolverse en gran medida si los docentes promueven la búsqueda compartida de objetivos comunes.
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Nuevamente, si existe un ambiente de clase positivo, los estudiantes pueden aprender de sus compañeros que son diestros en habilidades que quizás ellos no han descubierto y aún podrían convertirse en intereses duraderos. -
Retroalimentación positiva
Los comentarios negativos eventualmente pueden transformarse en un sentimiento de auto-rechazo y apagar el entusiasmo del alumno y hacer que se desconecte o decida comportarse con negligencia hacia sus deberes académicos.
Sin embargo, parte del trabajo del maestro es corregir los errores. Por ello, es conveniente que en la retroalimentación predomine la motivación y la reflexión. Esto puede conseguirse al dar prioridad a los aciertos del estudiante y señalar sus errores a la luz de cómo podrían corregirse y con un espíritu de comprensión afectiva.
Dicho enfoque no debe entenderse como un menoscabo en la labor pedagógica del maestro; en cambio, debe apreciarse como un modo más efectivo de comunicar y modificar el trabajo y el comportamiento, y aun establecer circuitos positivos de comunicación entre ambas partes
Para dar cabida a una comunicación más favorable en el salón de clases, los maestros deben enfocarse en un principio de lógica pedagógica: ¿por qué y de qué forma “esto” ayuda a los estudiantes a aprender?
La verdadera comunicación es una actividad recíproca, y el personal docente debe buscar herramientas a las cuales recurrir que contribuyan a desarrollar un ambiente propicio de comunicación docente-alumno centrado en la mutua comprensión y en el aprendizaje.
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Habría que enfatizar el poder de la tecnología, en especial en modo de pantallas digitales y recursos de internet, para aportar rutas pedagógicas completamente novedosas y permitir la formación de nuevas relaciones de aprendizaje guiadas por docentes preocupados por el crecimiento académico, social y personal de sus alumnos.
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El Colegio Chimalistac es una escuela de base constructivista-humanista, que maneja un enfoque centrado en el alumno y aplica estrategias de aprendizaje activo desde el preescolar hasta la preparatoria. También cuenta con un excelente programa de idiomas, trilingüe a partir de secundaria.
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