Muchos de nosotros hemos presenciado cómo los niños pequeños declaran su independencia con una determinación de acero. Intentan comunicarse y reivindicar su autonomía con todos los medios necesarios. Desde la perspectiva de un pequeño, la mayor parte de su entorno se encuentra más allá de su control.
Los niños pequeños sienten la necesidad de alcanzar sus propios objetivos o designios de forma independiente y no les gusta permitir que obstáculo alguno (o adulto) se interponga en su camino.
Aunque esto a veces se traduzca en situaciones incómodas, el deseo de reclamar y hacer que otros reconozcan sus afirmaciones de autonomía es típico, y algo de esperarse, en los niños pequeños.
La autonomía es un impulso interior completamente normal. Durante los años de preescolar, los niños experimentan un rápido crecimiento y desarrollo en todas las áreas.
Conforme sus habilidades cognitivas o de pensamiento progresan, ellos entienden mejor cómo funcionan las causas y los efectos y también descubren cómo sus acciones impactan en su entorno.
Junto con este desarrollo cognitivo, refinan sus habilidades motoras y perfeccionan el control de sus cuerpos. Si combinamos tal desarrollo cognitivo y motor con curiosidad natural y energía de sobra, tenemos a un pequeño que busca aprender a controlar parte del mundo que lo rodea.
Entonces, ¿cómo es que la educación preescolar puede aprovechar esta tendencia y encauzar el deseo de autonomía de los niños para que aprendan al máximo? Estas son cuatro claves para lograr la meta en cuestión:
Entre más oportunidades se le presenten a un niño para que adquiera más autonomía y se sienta capaz, más se estimulará su crecimiento en las diversas áreas que lo conforman íntegramente como individuo.
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El preescolar constituye la primera experiencia más importante para los niños fuera del hogar y, como tal, fomenta su independencia no sólo a nivel físico y motor, sino también lingüístico, social y creativo.
Las actividades para que los pequeños vayan percibiéndose como seres con amplias posibilidades de moldear el entorno e influir sobre él refuerzan este sentido de autonomía.
Algo que caracteriza a los niños pequeños es su curiosidad y su constante necesidad de interactuar con el entorno y quienes se hallan en él. Por eso es que el conocimiento no sólo expande su perspectiva del mundo, sino que también aumenta su confianza en ellos mismos y los empodera positivamente.
Las actividades que vinculan el conocimiento con la acción práctica y la utilidad cumplen con este cometido. Es importante que los pequeños sean conscientes de cómo el aprendizaje, además de permanecer en sus mentes, tiene una relación directa con la realidad en sí.
Al igual que los adultos se sienten satisfechos después de completar una tarea difícil que requiere de su destreza y experiencia, los niños pequeños se sienten realizados cuando presencian los efectos tangibles de cuanto han aprendido.
Dado que una buena parte de la vida de los niños pequeños trasciende su control, las decisiones les dan seguridad respecto de lo que son capaces de hacer y les enseñan a participar en el colegio y el hogar como seres con una voluntad definida e individual.
Tomar decisiones es un elemento básico de la autonomía infantil, por más limitada que aún sea. Los pequeños ya tienen la capacidad de incidir de forma activa en la construcción de su aprendizaje, por lo que incluir situaciones para que decidan por cuenta propia es uno de los fundamentos de su educación e independencia.
Ciertamente, habrá momentos en que facilitarles opciones no es del todo adecuado y debe de existir un control y límites sobre ellas, pues apenas están dando el primer paso en aprender a tomarlas.
Para ayudar a los niños a practicar habilidades de afrontamiento social y emocional es determinante que sepan cómo identificar y nombrar la variedad de emociones que sienten, a la par de poder expresarlas de una manera saludable.
Los maestros bien capacitados desempeñan un papel clave en ayudarles a los pequeños a lograrlo, ya que respaldan lo aprendido en el hogar y los guían en un espacio de convivencia con otros niños en la misma etapa de desarrollo.
La educación preescolar ofrece nuevas oportunidades para que los niños descubran su independencia y refuercen su autonomía, lo que a la vez cimienta el dominio sobre su cuerpo, mente y entorno, y además promueve su pensamiento crítico, motivación intrínseca y autoconfianza.
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Al impulsar estas habilidades les aseguramos de manera continua que nos damos cuenta de que son capaces de conseguir lo que se propongan.
El preescolar del Colegio Chimalistac, cuyo modelo educativo es de aproximación constructivista, fomenta la autonomía de sus alumnos a través de diversas actividades y situaciones que abarcan una formación integral.
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