Muchos niños se comportan mal de vez en cuando, pero, por lo general, saben obedecer la mayor parte del tiempo. Para algunos padres, sin embargo, el mal comportamiento de los hijos pequeños se ha convertido en norma: se niegan a escucharlos y seguir las reglas, y no les importan las consecuencias.
Si te ha resultado difícil controlar a tu pequeño, toma las medidas necesarias para poner límites. Tu autoridad es importante para el bienestar de tu hijo, como lo es para tu propia salud emocional.
Establece reglas y aporta estructura
Lo creas o no, a los niños pequeños les agradan las reglas y los límites. Se sienten seguros cuando confían en que sus padres son líderes capaces de establecer reglas y hacerlas cumplir. Si te ha costado trabajo lograr que tu hijo te escuche, estas estrategias pueden ayudarte:
Combate el caos al hacer una lista clara de reglas por escrito. Concéntrate en reglas básicas como: "Sé amable al hablar" y "Pregunta siempre antes de pedir prestados artículos". Podrás hacerlas cumplir más fácilmente ya que estén escritas y hayas hablado sobre ellas antes.
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Haz que la familia adopte una rutina al darle más estructura a las actividades diarias. Despeja tiempo para lo siguiente: tarea, quehaceres, comida, tiempo en familia y juego. Luego, trata de ceñirte al horario entre semana tanto como sea posible.
Enfócate en lo que tu hijo pequeño pueda hacer, en lugar de en lo que no pueda. Ofrécele opciones positivas que le den una sensación de por lo menos algo de control.
Cumple consecuencias por mala conducta
Fija también consecuencias claras para cuando se rompan las reglas. Es importante que mantengas la coherencia. Cuando tus hijos sepan que por cada infracción habrá una consecuencia inmediata, será menos probable que se porten mal. Considera detenidamente cuáles pueden ser más efectivas.
Una solución más eficaz es el "tiempo dentro": enséñale a tu hijo las habilidades que necesita para tener más control sobre sí mismo. De lo contrario, volverá a recurrir al mal comportamiento cuando no se le vigile.
Incluye incentivos
Si tu hijo ignora las consecuencias, quizá requiera incentivos adicionales para obedecer a sus padres. Emplea el refuerzo positivo para motivarlo a seguir las reglas.
Siempre que observes a tu hijo portándose bien dile cosas como: "Aprecio que hayas recogido tus juguetes" o "Gracias por no haber hecho ruido mientras hablaba por teléfono". La atención positiva puede ser muy útil para que los pequeños se esfuercen por comportarse bien.
Ya sea que elabores un sistema de recompensas centrado en corregir un comportamiento específico o varios a lo largo de la semana, las recompensas tangibles pueden conllevar una mejoría en la actitud de tu hijo. Ten en cuenta que existen muchas recompensas gratuitas o de bajo costo que le agradarán.
Si tus estrategias de disciplina no funcionan, siempre podrás recurrir a ayuda profesional. Empieza por hablar con el pediatra de tu hijo sobre tus preocupaciones, podrá derivarte a profesionales apropiados o presentarte nuevos recursos para que te guíes.
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