Gracias a las estrategias de autogestión del aprendizaje y para aprender a aprender -como el pensamiento en voz alta, la autoevaluación y la retroalimentación-, con el paso del tiempo, los alumnos de primaria que aparentemente están por detrás de sus compañeros pueden alcanzarlos a una velocidad asombrosa.
Este enfoque promueve en los estudiantes el uso de habilidades blandas, como la escucha activa y la comunicación grupal, fomenta que hagan preguntas con confianza cuando no entienden a fondo un tema o concepto y los motiva a encontrar respuestas por sí mismos observando las pistas cuidadosamente.
También los familiariza con técnicas óptimas para tomar apuntes, así como con la elaboración de mapas mentales y esquemas de aprendizaje sin que tengan que reparar demasiado en las estrategias de aprendizaje en sí, que interiorizan paso a paso.
Y, por supuesto, les enseña a lidiar con más efectividad ante posibles frustraciones y obstáculos en el proceso de aprendizaje.
La necesidad de la autogestión del aprendizaje
Los niños que aprenden con la ayuda de estrategias de autogestión del aprendizaje llegan a descubrir cómo adaptarse mejor al cambio constante en su entorno. Las habilidades que adquieren como parte del enfoque les permiten asimilar fácilmente nuevas situaciones, nuevos contextos, nuevas personas y nuevas tareas.
Poseer un vasto conocimiento, la mayoría del cual las computadoras pueden brindar en cuestión de segundos, no aporta suficiente apoyo como para poder enfrentar nuevos desafíos al ritmo requerido. En cambio, son indispensables las habilidades blandas y de aprendizaje que equipan al alumno con la flexibilidad necesaria.
No obstante, enseñar dichas habilidades suele ser un tanto más difícil que enseñar un conjunto de nuevos conceptos o un tema complejo y desconocido, ya que son menos tangibles.
Habilidades esenciales para los niños de primaria
Entonces, ¿qué es lo que los niños necesitan aprender en la escuela primaria? Según Emőke Bagdy, una reconocida psicóloga clínica húngara, a esta edad los niños necesitan aprender las siguientes cosas: leer, escribir, contar y tener confianza en ellos mismos.
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Necesitan desarrollar un sentido de confianza en sí mismos, seguridad de que pueden lograr lo que se han propuesto. De acuerdo con ella, si esto falla los niños enfrentan dificultades en su aprendizaje, en el manejo de nuevas situaciones en la escuela y también más tarde en su vida adulta.
Esto también está respaldado por el informe PISA del año 2000, en el que se encontró que la confianza de los alumnos en su propia eficacia es el predictor individual más fuerte de si adoptarán estrategias que tornarán el aprendizaje en una experiencia significativa para ellos o no.
Uno de los elementos clave que influyen en la confianza de los niños es la visión de los maestros acerca de ellos como individuos y de sus habilidades. Es importante que aborden a cada niño creyendo que tiene la capacidad de alcanzar sus metas.
Una forma sencilla de hacerlo es prestando atención a su desempeño e incentivándolos, de manera verbal o con un sistema de estímulos, cada vez que un estudiante haga algo digno de elogio (por ejemplo, comparta un comentario útil, muestre determinación, espere pacientemente su turno, etc.).
Por supuesto, los profesores deben asegurarse de que los niños reciban incentivos con más o menos la misma frecuencia para evitar cualquier sentimiento de vergüenza, lo que definitivamente podría ser perjudicial.
Sentirse bien con uno mismo tiene un poder motivador inmenso a cualquier edad, pero es un imperativo en el aula de primaria.
Otro momento relevante de la enseñanza que conlleva un gran impacto en la autoconfianza de los niños es el modo de afrontar los errores.
En cierto sentido, no se cometen errores en el aula de primaria, sino más bien se presentan oportunidades para que los niños noten algo que es diferente o nuevo en cuanto deben aprender. Así, además de las correcciones, es fundamental animar a los niños a descubrir las diferencias y a encontrar los porqués por sí mismos.
Naturalmente, hay muchas más habilidades blandas -como la resiliencia, la curiosidad y la colaboración- que deben ponerse en práctica a esta edad para que los niños se conviertan en aprendices eficientes. Cada una de las cuales integra los objetivos que trascienden el aprendizaje común los impulsan a gestionarlo.
El modelo educativo constructivista-humanista del Centro Educativo ECA incluye estrategias de autogestión del aprendizaje y se adapta al estilo en que mejor aprende cada alumno. Para conocer más sobre éste, puedes descargarlo aquí y descubrir cuál es nuestra oferta educativa:
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