Una conducta de riesgo es una acción voluntaria o involuntaria que pone en peligro la salud o integridad del agente que la lleva a cabo al ser potencialmente nociva a nivel biopsicosocial; por ejemplo: el consumo de drogas, el embarazo precoz, la mala alimentación, la depresión, etc.
En la adolescencia, los chicos se adentran en una etapa donde la inmadurez cognitiva, emocional y social influye en su vulnerabilidad ante diversas situaciones de riesgo:
- A nivel cognitivo, la falta de una maduración plena de la corteza prefrontal, encargada de funciones ejecutivas como la toma de decisiones y el control de impulsos, les impide ser racionales y tomar en cuenta las consecuencias de sus acciones.
- Esta ausencia de desarrollo pleno se ve agravada por la activación intensa de la zona del cerebro relacionada con las emociones, lo que impide su adecuada gestión y dificulta aún más la capacidad de los jóvenes para evaluar riesgos.
- Sumado a ello, la búsqueda constante de aceptación por parte de sus pares y la tendencia a buscar nuevas experiencias conforman un cóctel de factores que potencia la inclinación hacia conductas peligrosas.
Hacia la prevención del riesgo en adolescentes
Es difícil mediar entre tener confianza y soltar a los hijos y estar ahí para cuidarlos en lo que terminan de madurar. No queremos sofocarlos, pero tampoco permitir que algo malo les pase.
En este sentido, ¿cómo podemos prevenir las conductas de riesgo en la adolescencia temprana? Aquí te brindamos algunos consejos:
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Comunicación abierta
En un ambiente donde tus hijos se sientan seguros para expresar sus preocupaciones, miedos y dudas, serán más propensos a mantener el diálogo abierto y sincero. Por esto, debes aprender a escucharlos y a orientarlos desde el cariño y la comprensión.
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Límites claros
No todo se trata de flexibilidad. Hay límites duros y consistentes que deben señalarse y nunca transgredirse. Establecer expectativas claras ayuda a guiar el comportamiento de tus chicos y les da un marco de referencia para tomar decisiones adecuadas.
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Enseña con el ejemplo
Sé un modelo a seguir para tus hijos a través del cuidado personal, la reflexión antes de actuar, el ejercicio, la resolución pacífica de conflictos y el manejo adecuado del estrés.
En este aspecto, acudir con terapeutas profesionales les enseña a los hijos que no hay que temer al querer cuidar de nuestra salud emocional. Es normal y favorable apoyarnos con diversos recursos para procurar nuestro bienestar integral cuando lo necesitamos o lo vemos conveniente.
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Promueve la autoestima
Ayúdales a desarrollar una autoimagen positiva y una alta autoestima al reconocer y elogiar sus logros y esfuerzos. Fomentar un sentido de confianza en ellos mismos les proporciona una base sólida para resistir la presión de grupo y tomar decisiones con base en sus principios.
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Supervisión
Mantén una supervisión activa sobre las actividades y relaciones de tu hijo, sin invadir su privacidad. Estar al tanto de sus amistades y hábitos es útil para identificar posibles situaciones de riesgo y brindar el apoyo necesario.
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Enseñar las consecuencias
Comparte información clara y objetiva sobre las consecuencias negativas asociadas al consumo del alcohol, drogas, sexualidad sin protección y violencia.
Es importante que ellos no lo vean como una prohibición, puesto que esto suele tener el efecto contrario al deseado debido a la etapa de rebeldía que transitan. Si los límites son duros, lo son por el gran peligro que conllevan.
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Actividades extracurriculares
Inscribirlos a deportes, clubes, artes u otros cursos extracurriculares les depara un espacio sano de ocio en el que pueden encontrar sentido de pertenencia y propósito, lo que reducirá la probabilidad de que busquen aceptación en los comportamientos peligrosos.
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Ambiente escolar positivo
Un entorno escolar positivo y de apoyo, con programas de intervención y consejería disponibles, contribuye significativamente a que los adolescentes sepan cómo manejar el estrés y los problemas personales de manera constructiva.
Es imperativo que como padres comprendamos las complejidades que rodean la adolescencia temprana y reconozcamos la importancia de informarnos sobre lo que atraviesan nuestros hijos.
Al comprender los factores neurobiológicos y psicosociales que subyacen a este fenómeno y poner en acción medidas preventivas, podemos desempeñar un papel activo en la orientación y el apoyo de los jóvenes durante esta etapa crucial de su vida.
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Además, tus hijos pueden gozar de múltiples proyectos, talleres y actividades extracurriculares como música orquestal, deportes, danza, cultura empresarial y hasta robótica (somos 1er lugar regional en la olimpiada mundial de robótica de Querétaro).
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