En el ámbito de la educación constantemente se discute qué métodos y técnicas son los más efectivos para enseñar a los alumnos.
Si bien siempre existirán puntos de vista encontrados respecto a los pros y los contras de la educación tradicional frente a las opciones no tradicionales, la verdad es que algunos estudiantes requieren diferentes métodos de enseñanza.
No obstante, cabe puntualizar que la educación centrada en el estudiante es un modelo que muchos educadores y colegios han incorporado a sus planes de estudios de una manera u otra durante los últimos años.
La educación centrada en el alumno es un modelo de enseñanza que se enfoca en establecer conexiones entre los intereses de los estudiantes y los temas y conceptos que aprenden en la escuela.
El objetivo final es hacer que el proceso educativo sea más significativo para ellos. La mejor manera de conseguirlo es enmarcando las lecciones en términos de sus intereses, animándolos a involucrarse más con el material y, por lo tanto, a aprender con mayor profundidad.
El proceso que conlleva dar a los alumnos un rol más activo de toma de decisiones puede cobrar formas muy distintas. Pero, en general, todas comparten características similares, como actividades más dinámicas, grupos pequeños, debates y proyectos dirigidos por los estudiantes.
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Un buen ejemplo del enfoque centrado en el alumno a nivel aula es permitirles a los estudiantes encauzar por cuenta propia los resultados finales de un proyecto o una tarea.
En lugar de dictarles cuál debe ser el proyecto final y cómo debe presentarse, el maestro proporciona parámetros y permite que los alumnos desarrollen su trabajo final en torno a sus intereses temáticos.
Aunque puede parecer que este modelo retira al maestro del centro del aula, realmente su papel sigue siendo fundamental para su éxito. El enfoque se basa en que los estudiantes pongan en práctica su autonomía, la cual apoya su aprendizaje a un ritmo con el que se sientan cómodos.
Uno de los principales beneficios de la educación centrada en el alumno es que presenta más oportunidades para que los estudiantes tomen sus propias decisiones, lo que da cabida a una aproximación más práctica en su educación.
Los estudiantes aprenden a establecer sus propios objetivos y luego evalúan y determinan cómo alcanzarlos. Esto les permite adquirir habilidades importantes y útiles como el pensamiento analítico, la resolución de problemas, la creatividad y el liderazgo.
Además, los alumnos participan más activamente y se sienten más motivados en su proceso de aprendizaje dentro de un entorno de clase centrado en el estudiante. Esto no sólo los ayuda en la dimensión académica sino que también mejora las relaciones entre los estudiantes y los educadores.
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Por último, este modelo aporta una mayor flexibilidad a los grupos pequeños o al aprendizaje virtual, ambos se han vuelto aún más imprescindibles en los últimos años.
Las técnicas utilizadas siempre pueden incorporarse gradualmente, lo que facilita que tanto alumnos como profesores dispongan del tiempo que necesitan para adaptarse.
Al igual que con cualquier otro método de enseñanza, en éste hay ventajas y desventajas. Una de las principales preocupaciones suele ser la disminución de responsabilidades y de la autoridad del maestro en el aula.
En cuanto se delega la toma de decisiones a los alumnos, a muchas personas les preocupa que puedan descarrilar el plan de estudios o que busquen la "salida fácil", lo que resulte en lecciones y resultados académicos empobrecidos.
Si bien esta es una preocupación válida, si se integra correctamente, un enfoque centrado en el alumno no tiene por qué conducir a tal escenario. Los maestros no dan todas las responsabilidades a los estudiantes, sino que incluso procuran añadir nuevas.
Además, los desafíos requieren de un esfuerzo significativo y útil para completar las tareas en lugar de que sean fáciles y menos desafiantes.
Así, por ejemplo, usar un videojuego para crear un proyecto final no lo hace menos riguroso, sino que motiva a los estudiantes a valerse de la creatividad para demostrar el tema de una manera nueva y divertida que aún cumpla con los requisitos de los educadores.
Es un proceso más atractivo que mantiene a los estudiantes absortos en sus tareas y aporta a los maestros nuevas ideas para que sus alumnos ejerciten múltiples habilidades.
El modelo educativo constructivista-humanista del Colegio Chimalistac pone al alumno en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje y combina lo mejor de la escuela tradicional con la educación activa.
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