La alimentación selectiva es uno de los problemas más comunes, relacionados con la comida, que los padres luchan por resolver. Desafortunadamente, si no se toman las medidas necesarias, ésta puede resultar en una dieta limitada y en una falta de nutrición adecuada.
Pero intentar que un niño se alimente nutritivamente puede ser un desafío, y sin el debido cuidado, podría resultar en luchas de poder y discusiones constantes. Cuando esto sucede, en realidad reforzamos los hábitos selectivos de nuestros hijos, en especial si son testarudos.
Así, si tu hijo es muy selectivo con la comida, será importante que abordes el problema cuanto antes. Aquí hay algunas medidas que puedes aplicar para alentar a tu pequeño a alimentarse de manera más saludable.
Ofrécele nuevos alimentos a tu hijo
Si tu objetivo es ampliar los gustos de tu hijo, procura presentarle nuevos alimentos a menudo. Sin embargo, no lo abrumes. Mejor sírvele un alimento nuevo a la vez junto con otro que le sea familiar.
Entonces, si a tu hijo le encanta la pasta, intenta agregar brócoli también. O, si está presentándole espinacas, combínalas con albóndigas o pollo, cualquiera que sea su plato preferido. El problema consiste, ante todo, en conseguir que los niños los prueben. Considera, también, limitar la ingesta de refrigerios.
Involúcralo en la selección
Los pequeños suelen estar más dispuestos a probar alimentos si han participado en su elección o en su preparación. Por lo tanto, piensa en formas de involucrar a tu hijo en la selección de alimentos. Siempre que puedas, enséñale una variedad de alimentos saludables que puedan llamar su atención.
Incluye diversión
Jugar con la comida no tiene por qué ser algo malo. Será más probable que un niño coma alimentos coloridos o cortados en formas llamativas. Claro, normalmente esto conlleva más esfuerzo de mamá o papá, el cual bien puede valer la pena.
Intenta más de una vez
Aunque tu hijo rechace el betabel la primera vez que la sirvas, posiblemente se la coman la próxima. Puede ser que prefieran comerlo preparado de otro modo. Confórmate con que prueben un bocado o dos.
Además, trata de guardar lo que no se haya comido. Luego, si tu hijo quiere un bocadillo, ofréceselo. Eventualmente, caerá en cuenta de que no podrá saltarse la comida antes de consumir refrigerios deliciosos.
Sirve porciones pequeñas
Las porciones pequeñas tienen un doble propósito. Primero, tu hijo puede sentirse abrumado ante porciones grandes de alimentos que no conozca o que no sean sus favoritos. En segundo lugar, desperdiciará menos comida.
Será mucho más fácil que pruebe un pedazo de brócoli que un plato entero de brócoli. Además, nunca podrás saber lo que se comerá, o no, si no se lo das a probar. Pero no tiene sentido darle un montón de comida que probablemente rechazará.
Aporta variedad
Fíjate la meta de introducir uno o dos alimentos nuevos a la semana. Por ejemplo, puedes servir el alimento preferido de tu hijo un día e intentar uno nuevo al día siguiente. Del mismo modo, puedes incluir una verdura nueva varias veces a la semana. La clave es que seas coherente y creativo al ampliar su alimentación.
Abstente de obligarlo a comer
Existen muchos adultos que han sufrido consecuencias duraderas como resultado de haberse visto obligados a terminarse todo cuanto les hubieran servido durante la infancia. Por ejemplo, algunos tienen problemas de obesidad, adicción a la comida o demás trastornos alimenticios.
Anima a tu hijo a comer, pero no le exijas que se termine todos los alimentos antes de poder levantarse de la mesa. En cambio, reconoce que tu trabajo es preparar opciones saludables y determinar cuánto comerá.
Evita insistir en que las verduras son saludables
Hacer referencia a las galletas como "deliciosas" y a las zanahorias como "saludables" les envía el mensaje a los niños de que las verduras no saben muy bien. Cuando uno deja de decirles que las verduras son saludables, tienden a mostrar más interés en comérselas.
Asimismo, etiquetar los alimentos como "buenos" y "malos" puede hacer que los niños creen relaciones poco saludables con los alimentos a medida que vayan creciendo. En vez, haz lo posible por que tus hijos aprendan que los alimentos cumplen diferentes propósitos en nuestra salud y nuestro bienestar.
Trata de no preocuparte demasiado si tus esfuerzos no son exitosos al principio. A pesar de que tu hijo se niegue a comer cualquier cosa que no sean uvas durante un período de tiempo, considera que no vivirá de uvas por el resto de su vida.
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