Cómo inculcar valores en la adolescencia temprana

La mayoría de los padres desean que sus hijos sean respetuosos y muestren compasión hacia los demás; que sean honestos, decentes y reflexivos, que defiendan sus principios, cooperen con otras personas y actúen de manera responsable; en resumen, que tomen buenas decisiones morales.

Los beneficios de inculcar valores en los hijos durante la adolescencia temprana son enormes: los jóvenes que se guían por valores consistentes y positivos son más felices, tienen mejores resultados en la escuela y es más probable que contribuyan proactivamente a la sociedad. Por eso deben recalcar su importancia en los hijos.

Así como los jóvenes necesitan una orientación académica, también deben recibir una educación sólida en valores; valores como amabilidad, trabajo duro, honestidad, respeto a la dignidad humana, a la propiedad y a las opiniones ajenas, responsabilidad, entre otros.

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Tanto con sus palabras como con sus acciones, los padres desempeñan un papel crucial en ayudar a sus hijos a desarrollar un sentido de lo que es correcto y lo que no lo es. Muchos de los riesgos para ellos no son una cuestión de azar, sino una de elección.

La investigación apunta a que los jóvenes que se involucran en situaciones de riesgo tienen más probabilidades de participar en otras, por lo que los padres deben esforzarse por que sus hijos logren comprender las consecuencias de sus decisiones, no sólo respecto del futuro inmediato, sino de toda la vida.

Afortunadamente, la mayoría de los jóvenes comparten los valores de sus padres. Sus principios, sus prioridades, y su ejemplo pueden enseñarles a optar por las mejores decisiones posibles en un gran número de circunstancias, aún cuando otras puedan parecerles tentadoras.

Situaciones ejemplares para fomentar valores

A continuación, compartimos una serie de situaciones ejemplares en que los padres fomentan la importancia de los valores en los adolescentes:

Si los padres perseveran en una labor desafiante, sus hijos se sentirán más inclinados a terminar su tarea y otros quehaceres cotidianos.
Cuando se ofrecen como voluntarios para ayudar a otras personas, aumenta la probabilidad de que los hijos sientan compasión y empatía hacia otros menos afortunados que ellos.
Cuando demuestran que son capaces de aceptar sus derrotas, los hijos aprenden que ganar no lo es todo.
Si los hijos observan que sus padres se tratan con respeto, querrán seguir este ejemplo en sus citas y vida con una pareja.
Cuando los hijos se dan cuenta de que sus padres aprecian a personas de distintos credos u orígenes, se hace más probable que sean abiertos a cultivar amistades con esas características.
Cuando un padre le dice a un empleado que recibió cambio de más, los hijos ven la honestidad en acción.
Cuando los hijos se percatan de que sus padres deben hacer sacrificios financieros, captan el motivo de sus decisiones.
Si los padres aceptan las decepciones como parte de la vida, y saben recuperarse y seguir adelante, los hijos aprenden a ser resilientes en la adversidad.
Si los padres saben reírse de sus propios errores, los hijos querrán emularlos y aceptar sus propias imperfecciones.
Cuando los padres demuestran cómo medirse en el consumo de alcohol o incluso evitarlo, los hijos tomarán nota.

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Otros puntos importantes

La actitud de los padres en torno al dinero y los bienes materiales también puede moldear la de los hijos. Así, si miden su propio valor y el de los demás en términos de automóviles, casas, muebles, ropa de marca y demás posesiones, los hijos serán más propensos a desarrollar dicha actitud.

Es igualmente importante cubrir las necesidades de los hijos pero guiarlos para que aprendan a diferenciarlos de sus deseos.

Darles mesadas es una buena manera de ayudarlos a comprender el valor del dinero. Las mesadas pueden dar pauta para que aprendan a ahorrar y a usar el dinero con prudencia.

Cabe subrayar que a los padres a menudo les resulta más fácil inculcar valores en sus hijos cuando se apoyan en sus amigos y otros padres.

En alguna etapa de sus esfuerzos por educar a sus hijos adolescentes, muchos padres se sienten decepcionados y frustrados. Por lo general, no hay motivo para que se desesperen si en ocasiones se comportan de una forma que difiere de sus estándares, siempre y cuando no lo hagan con regularidad.

El mal comportamiento debe reconocerse y ser atendido. Pero todos haríamos bien en recordar nuestra propia adolescencia: la mayoría de nosotros salió adelante sin problemas.

La secundaria del Colegio Greenland prioriza la relevancia de los valores en la formación de nuestros alumnos y anima a los padres de familia a inculcarlos en sus hijos.

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