El lenguaje oral es una habilidad que influye directamente en la comprensión lectora, la memoria y la capacidad de análisis.
Entre las múltiples estrategias didácticas disponibles para estimular esta destreza se encuentra el trabalenguas, que se destaca por su carácter lúdico y su eficacia. Además de ser un recurso divertido, los beneficios de los trabalenguas para niños son múltiples:
- Enriquecen el vocabulario
- Mejoran la fluidez del lenguaje
- Estimulan la velocidad lectora
- Favorecen la comprensión lectora
- Despiertan la imaginación
- Promueven la memorización espontánea
- Y aumentan la atención sostenida
A continuación, te presentamos una selección de 10 trabalenguas perfectos para desafiar a tus hijos a que los practiquen:
- Te quiero porque me quieres,
¿quieres que te quiera más?
Te quiero más que me quieres.
¿Qué más quieres? ¿Quieres más?
- Un premio propuso Narciso a Rosa Rizo
si aprendía a rezar en ruso.
Y hoy, aunque un tanto confuso
reza en ruso Rosa Rizo.
- La puerta tres trancas tiene
y Juan Simón se entretiene contando:
una, dos, tres...
Todas las trancas que tiene.
- A Cuesta le cuesta subir la cuesta,
y en medio de la cuesta,
¡Cuesta va y se acuesta!
- El cielo está enladrillado,
¿quién lo desenladrillará?
El desenladrillador que lo desenladrille,
¡buen desenladrillador será!
- Camila comía caramelos
con su prima Carmela,
y Carmela comía caramelos
con Camila en la cantera.
- El perro de San Roque
no tiene rabo
porque Ramón Ramírez
se lo ha robado.
- Erre con erre cigarro,
erre con erre barril.
Rápido ruedan los carros,
cargados de azúcar al ferrocarril.
- Si Sansón no sazona su salsa
con sal sana,
sale sosa la salsa
de Sansón sin sazonar.
- Mariana Magaña
desenmarañará mañana la maraña
que enmaraña Marina Mañara.
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¿Cómo y cuándo empezar a enseñar trabalenguas?
Según especialistas en desarrollo infantil, los trabalenguas cortos para niños pueden introducirse a partir de los 5 años, siempre que se adapten al nivel de pronunciación y comprensión del niño.
A los 6 o 7 años, es posible incorporar estructuras con combinaciones de letras más complejas, y desde los 8 o 9 años se pueden proponer desafíos de mayor longitud y ritmo.
Actividades con trabalenguas en casa o en clase
Existen múltiples formas de trabajar con trabalenguas que favorecen la fluidez lectora. Aquí algunas sugerencias:
- Competencias amistosas: ¿Quién lo dice más rápido sin equivocarse?
- Lectura dramatizada: Incorporar expresiones faciales o movimientos.
- Repetición con ritmo: Usar palmas o instrumentos sencillos para marcar el compás.
- Creación de trabalenguas propios: Estimula la creatividad y comprensión de las estructuras lingüísticas.
- Trabalenguas con retos físicos: Decir uno mientras se salta la cuerda o se mantiene el equilibrio.
La práctica de trabalenguas permite que los niños no solo articulen mejor, sino que reconozcan estructuras fonológicas, sintácticas y rítmicas de la lengua que más tarde aplican en su lectura y escritura. Así que ahora lo sabes:
Los trabalenguas,
aunque te lengüen la traba,
¡mejoran la escritura y el habla
de los que más amas!
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