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¿Por qué deberías dejar de gritarle a tus hijos?

La mayoría de los padres gritan y no se dan cuenta del daño que provocan a sus hijos. Entonces, ¿cómo puedes hacer que tus hijos escuchen, sin recurrir a  los gritos?

Gritar nunca es agradable, para nadie. ¿Cuándo ha sido la última vez que te sentiste mejor después de que alguien te gritara?

Una nueva investigación sugiere que gritarles a los niños puede ser tan dañino como golpearlos. En un estudio sobre niños de dos años, se encontró que los efectos de la disciplina física y verbal áspera eran terriblemente similares. Es más probable que un niño al que se le grita muestre un comportamiento problemático, lo que causará más gritos y generará un círculo vicioso. Aquí, dejamos 7 razones por las que gritar no es la mejor opción

No necesitas gritar para que tus hijos te escuchen.

Los niños realmente escuchan menos cuando les gritan, dice Joseph Shrand, Ph.D., instructor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y autor de Outsmarting Anger: 7 estrategias para desactivar nuestra emoción más peligrosa. Tan pronto como uno empieza a levantar la voz, activa el sistema límbico, que es una parte primitiva del cerebro responsable de, entre otras cosas, la respuesta de lucha o huida. El resultado puede tornarse el contrario del que se espera, ya que tu hijo se paralizará, luchará o huirá. Intenta comunicarte y pedirle amablemente lo que buscas en lugar de darles una orden, y notarás una diferencia.

Gritar no es la única manera para que tus hijos te respeten.

Puede parecer que gritar hará que tu hijo te tenga respeto, pero en realidad causa más daño que bien. Básicamente le harás pensar a tu hijo que no tiene valor alguno para ti. Dice Shrand, al gritar se genera un sentimiento que los hace sentir mal, por lo cual lo considerarán como una agresión en lugar de como una señal de autoridad.

No necesitas gritar para ser tomado enserio.

Gritar provoca miedo, no respeto, por lo que gritarle a tu hijo puede ser una forma de agresión. En su lugar, prueba el método de "detener, mirar y escuchar". Deténte en lo que estés haciendo. Haz contacto visual con tu hijo, mostrándole que es valioso. Luego escucha lo que esté diciendo y habla con ellos. Es mucho mejor descubrir quién es tu hijo que tratar de moldearlo para volverlo quien deseas que fuera. Al escucharlo, él también te escuchará, por lo que podrás hacerle entender por qué debe atenderte en lugar de gritarle.

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 No pierdas el temperamento.

Los niños pueden ser muy traviesos, y a veces lograrán que pierdas tu temperamento y quieras gritarles. En su lugar, respira profundamente y considera por qué deberías dejar de gritarle a tu hijo.

Dejar de gritar evita que la violencia.

Para los padres que han golpeado a sus hijos, dice Shrand, resulta importante dar un paso atrás y reconocer que la manera de hacer que cualquier persona cumpla algo es a través del respeto y la comunicación. Cuando alguien se siente confiado, querrá hacer cosas por ti en una forma en la que nunca podrías lograr que lo hiciera a través de la fuerza.

Nunca es tarde para dejar de gritar

Podrías pensar que ya le has gritado a tu hijo, por lo que ésta sería la única manera de que continuara haciéndote caso y tuviera tu respeto, pero de acuerdo con Shrand, el cerebro es notablemente fluido. Se halla constantemente madurando, evolucionando, creando nuevas conexiones, esto se llama “neuroplasticidad”. Dicho de otra manera, nunca es demasiado tarde para cambiar el enfoque. Recuerda: mostrarle respeto a tus hijos puede reavivar su sentido de autoestima. ¿Alguna vez te enojaste con alguien que te estaba tratando con respeto? El respeto lleva a la confianza, y la confianza nos permite a todos liberar nuestro potencial humano ilimitado.

Gritarles a tus hijos no es la mejor opción para que te obedezcan, para ganar su respeto o ser tomado en serio. Por el contrario, puede generar efectos negativos en ellos, tales como una baja autoestima o el sentirse agredidos. Los niños son capaces de entender, y si en lugar de gritarles les haces conocer tu punto de vista, será mucho mejor tanto para ti como para ellos.

En la ECA sabemos que ser padre puede tornarse difícil y muchas veces no sabemos actuar de la mejor manera, por lo que buscamos que los padres sean parte del proceso de aprendizaje de sus hijos. De esta manera lograrán conocerlos mejor y hacer que adquieran un mejor desarrollo, además de generar una convivencia más sana. Asimismo, contamos con un blog en el que damos consejos tanto a nuestros alumnos como a los padres de familia. Entra y echa un vistazo a nuestros artículos.

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