Sentar las bases de principios y valores durante la infancia no sólo les posibilitará a los niños convertirse en adultos equilibrados, sino que también influirá sobre otras personas dentro de sus vidas.
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Los padres deben tomar en serio la enseñanza de principios y valores desde que sus hijos se hallan en edad muy temprana. Los niños aprenden de ética y de valores a través de sus padres y este proceso (llamado introyección) forma el fundamento del desarrollo de la psique de todo niño.
Valores que debemos enseñar a nuestros hijos y cómo hacerlo
Compasión
La compasión implica aprender a entender las emociones de otras personas y mostrar preocupación por su bienestar. De esta tendencia podría depender la diferencia entre un niño que muestra un comportamiento cruel y uno comprensivo. Discierne las necesidades de tu hijo y enséñale a discernir las de los demás.
Cuando los niños pueden apreciar el punto de vista de los demás y aprenden que sus sentimientos se parecen a los suyos, la compasión se refuerza. Por ejemplo, si tu hijo ve a alguien triste, refiérele una vez en que se haya sentido así y recuérdale cómo se sintió. Dale a entender que todos compartimos las mismas emociones.
Respeto
El primer paso para enseñar respeto es tratar a un niño con respeto. Si un niño no recibe suficiente respeto, aprenderá tal comportamiento. No sólo enseñes frases superficialmente, ejemplifícalas. En vez de decir "¿Cuál es la palabra mágica?", utiliza tú mismo las palabras "por favor" y "gracias" tan a menudo como sea posible.
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Cuando estés en público, trata a otras personas con amabilidad y no seas grosero. Recuerda que los niños nos imitan todo el tiempo. Si constantemente alzas el tono con todo el mundo, le enseñarás a tu hijo a ser irrespetuoso. Si tu pequeño se comporta de una manera que no apruebes, dile cómo corregir su comportamiento.
Dignidad/autoestima
La dignidad está estrechamente relacionada con la felicidad y el éxito en la vida. La forma en que guíes a tu hijo para que desarrolle su potencial tendrá un efecto directo sobre su futuro. Los niños deben hacerse conscientes de que sin importar lo que hagan, serán aceptados por quienes son.
Escucha a tu hijo y toma en serio lo que te diga. En lugar de ridiculizar sus miedos y sentimientos, busca prestarle atención y ayudarlo a superar problemas. Reitérale el aprecio que sientes por él con muestras de afecto. Los abrazos y caricias sirven para que los niños se sientan valorados. Hazle saber cuán especial es.
Honestidad
La honestidad no sólo consiste en que seamos honestos con las personas que nos rodean, sino en ser fieles a nosotros mismos. Tus hijos deben sentir la libertad de expresar lo que piensan. Sé paciente y comprensivo con tu hijo: cuanto más le teme un niño a sus padres, más mentiras se verá inclinado a decir.
Evita las situaciones y las confrontaciones en las que decir mentiras le resulte fácil a tu hijo. En caso de que sepas que ha hecho algo mal, no le preguntes si lo hizo, confróntalo con hechos. La deshonestidad suele surgir del miedo y la necesidad de protegernos. Si le mientes, pensará que está bien actuar de la misma manera.
Responsabilidad
Empieza a enseñarles a tus hijos de responsabilidad al asignarles tareas apropiadas para su edad. Haz las tareas del hogar con ellos hasta que comprendan cómo quieres que las lleven a cabo.
Elógialos por las tareas realizadas con éxito. Esto los motivará a esforzarse más. Evita darles dinero por los quehaceres; de lo contrario, esperarán que les paguen por todo lo que hagan.
Deja que tu hijo se responsabilice de sus propios errores. No te abalances a cubrir sus errores. Esto suele ser contraproducente, pues quizá no aprenderá a asumir la responsabilidad de sus acciones y a no culpar a otros individuos. Cuando cometa un error, ayúdalo a aceptar su responsabilidad y felicítalo por hacerlo.
Prudencia
Enséñale a tu hijo a adquirir prudencia al explicarle que siempre debe pensar antes de tomar una decisión, y llévalo a considerar cualquier consecuencia antes de que actúe.
Comenta sobre situaciones que se parezcan mucho a circunstancias vividas y luego pregúntale cómo reaccionaría y por qué. El secreto es que no le indiques a tu hijo lo que debe hacer, sino que le ofrezcas tu guía para que tome buenas decisiones.
Integridad
Si hablas con tus hijos sobre integridad y tú mismo no la practicas, socavarás su sentido de integridad. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que no grite, debes ser congruente con tu orden. Cumplir promesas también es parte de la integridad. Tu pequeño siempre recordará cuando le hagas promesas y no las cumplas.
Si la integridad se vuelve una prioridad para tu hijo, será más responsable y asumirá las consecuencias de sus acciones. Apórtale pautas y parámetros sobre cómo es preferible que se relacione con las personas que lo rodean.
Tolerancia
Deja en claro que los prejuicios son indeseables y que todos somos iguales, independientemente del género, raza, religión, cultura o antecedentes. Incúlcale a tu hijo a valorar la diversidad al animarlo a participar en actividades que promuevan conocer a personas distintas.
Sentirnos incómodos con personas diferentes a nosotros es normal, pero al exponer a tu hijo a gente de otra condición o cultura y hablar sobre las diferencias estarás promoviendo que acepte y tolere a los demás tal como son.
Enséñale a no burlarse de la gente o reírse de la discapacidad o las diferencias de alguien, ya que todos somos seres humanos únicos, con nuestras propias cualidades especiales.
Una vez que los niños comprenden la importancia de los principios y valores y los asumen dentro de su vida, difícilmente dejarán de incorporarlos en sus acciones y sus decisiones. Por ello, tu papel como padre de familia es tan crucial cuando está implicada la formación ética de tu hijo y no tan sólo la académica.
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