La enseñanza de la lectura no es exclusiva de los docentes en las escuelas. En realidad, los niños que tienen avances más significativos en el aula generalmente ya tenían experiencia intentando decodificar el lenguaje gracias a los esfuerzos de sus padres por introducirlos en la lectoescritura.
También es cierto que hay niños que tienen mayores dificultades para aprender a leer debido a diversos factores biológicos, psicológicos o sociales.
De cualquier modo, es favorable guiar a los niños para que empiecen a dominar las letras desde temprana edad. Pero ¿Qué necesitan saber los padres de familia para enseñar a leer a sus hijos? A continuación, te lo explicamos.
¿Qué es aprender a leer?
Se trata de un proceso complejo en el que se coordinan diversas funciones cognitivas. De modo muy general, ocurre lo siguiente:
- Los niños empiezan a asociar signos (letras o conjuntos de letras) con sonidos específicos, lo cual se conoce como “conciencia fonológica”.
- Después de un reconocimiento de patrones, logran entender el significado de los conjuntos de letras (palabras).
- Sucesivamente, hay comprensión de una oración, fragmentos, párrafos o textos.
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Las bases para una adecuada enseñanza de la lectura
A partir de la sencilla explicación que hemos dado en el párrafo anterior, se pueden sustraer algunos puntos clave que serán de valiosa ayuda al momento de enseñar a los niños esta habilidad esencial para la vida.
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El valor del lenguaje en el entorno familiar
Es decisivo que exista un aprecio por el lenguaje y la comunicación entre las personas que rodean al niño. Esto se manifiesta a través de las pláticas constantes, la introducción de palabras nuevas, juegos lingüísticos, canciones, lectura de cuentos, etc.
¿Cómo puede ser efectiva una invitación a los pequeños al mundo de la lectoescritura si no les demostramos la importancia que tiene? Pero esta demostración no es teórica, sino emotiva y práctica.
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Debe ser lúdico
Hablando de emociones, los niños adquieren mejor el conocimiento cuando se divierten, por lo que no hay mayor estrategia didáctica que el juego.
Todo contenido a impartir debe estar acompañado de un componente lúdico, ya sea un reto, una dinámica entretenida o un sistema agradable de recompensas que estimule la motivación competitiva de los chicos.
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Utilizar recursos y materiales apropiados
El “padre de la didáctica”, Juan Amos Comenio, fue el primero que utilizó imágenes para su sistema de alfabetización. Estas tienen el poder de atraer la atención de los pequeños, así como dar vida y color a las letras, las cuales a veces llegan a parecer aburridas para la mente infantil.
Utiliza muchos colores, dibujos, tarjetas, o cualquier otro recurso material adecuado a su edad que apoye la enseñanza.
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Añadir el elemento auditivo
No basta que se ponga enfrente un texto a los chicos. Como ya vimos, es importante que, si ven la palabra “carro”, esta se acompañe de una imagen. Pero también es muy útil recurrir a “imágenes sonoras”. Nos referimos en este caso a las onomatopeyas.
Utiliza los sonidos de animales como ejemplo para que los pequeños conecten la información auditiva con las letras y las sílabas. Así, con la ilustración de una oveja, podemos aludir a su balido: “¡beee!”. Aquí está la pauta para mostrar la letra “e” y la letra “b”. Usa también los sonidos de objetos y sucesos.
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Análisis y síntesis
Como hemos visto, este proceso parte de lo particular a lo general. Empezamos aprendiendo sonidos, luego conectamos esos sonidos con significados. Después asociamos dichos componentes con lo gráfico. Pero también es crucial entenderlo desde su inversa. De lo complicado a lo simple:
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Análisis:
Consiste en descomponer un todo por partes a partir de palabras que el niño conoce. El vocablo “mamá”, lo podemos fragmentar para enseñar las sílabas “ma-má” y las letras “m-a”
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Síntesis:
Ahora se compone a partir de las partes para formar un todo. Utilizamos las letras “m-a” para formar las sílabas “ma-má” y después completar la palabra “mamá”.
Será profundamente enriquecedor que los niños realicen ejercicios tanto sintéticos como analíticos.
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Memoria
Hemos hablado de las funciones auditivas y visuales que participan en la adquisición de la habilidad de lectura, pero hay una tercera que debemos recordar: ¡la memoria!
Como se trata de un proceso, la paciencia y el esfuerzo continuo son necesarios. Por esta razón, los ejercicios y dinámicas a los que se recurra tienen que ser constantes y repetitivos.
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Partir de su contexto e interés
Como último punto, uno de los pedagogos que más trabajo la alfabetización, Paulo Freire, nos señala la relevancia de emplear palabras y frases que se relacionen directamente con las experiencias del niño al que estamos enseñando.
Empezar con lo sencillo y conocido es una táctica infalible. Será mucho más efectivo el aprendizaje si el pequeño utiliza palabras que ya domina o lee frases que se relacionan con sus gustos y vida personal.
Además de estos puntos básicos, queremos mencionarte que existen múltiples métodos y técnicas para enseñar a leer:
- Algunos de los métodos más comunes son: El alfabético, fonético, silábico, global, contextual, ecléctico, cuentístico, Doman, de la Palabra Generadora, entre otros.
- En cuanto a las técnicas, entre las más populares encontramos: Lectura en voz alta, dictado, comprensión lectora, lectura guiada, poesía, etc.
Ahora que identificas estos aspectos, confiamos en que tu labor será efectiva y tus hijos estarán más preparados para iniciar sus clases. La lectura es uno de los elementos más indispensables y de mayor influencia durante la etapa escolar.
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No olvides que, si detectas mayores dificultades en tus hijos para hablar, comunicarse o ejercitar las competencias de lectoescritura, es imprescindible que acudas con personas expertas en la materia para que puedan detectar posibles barreras de aprendizaje, condiciones alternas o deficiencias cognoscitivas y atenderlas debidamente.
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