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6 maneras de inculcarle a un niño el valor del respeto

El respeto consiste en admirar a alguien porque esa persona posee habilidades extraordinarias, pero también en ser comprensivo hacia necesidades que no son las nuestras. ¿Y quiénes podrían enseñarlo mejor que los padres? El sentimiento de respeto debe venir de adentro y no se puede obligar a nadie a respetar. De igual modo, no podemos enseñar respeto al ser irrespetuosos con nuestros hijos.

Aquí hay 6 cosas que puedes hacer para que los niños te escuchen y te respeten, como padre.

  1. Mantén la calma y no reacciones de forma exagerada

    “Gritar y sólo gritar funciona con niños que no escuchan”, ¿verdad? Este es definitivamente el mensaje equivocado.

    Sí, a menudo se dan situaciones en las que los niños realmente hacen cosas escandalosas o irrespetuosas, pero podría deberse a que no conocen qué es lo correcto a esa edad o confunden el sentido de lo que implica portarse bien. Ahí es donde nosotros, los padres, venimos a enseñarles. Pero, ¿cómo podemos enseñar a los niños a ser respetuosos mediante la actitud opuesta?

    Para enseñar respeto, primero debemos mantener la calma y el control. Identifica si se trata de una verdadera situación de "falta de respeto", de un malentendido o simplemente de que el niño no ha aprendido la respuesta adecuada en dicha situación.

     
  2. Concéntrate en enseñar alternativas para resolver problemas

    Cuando realmente un niño falta al respeto con palabras, debemos prestar atención a la circunstancia en lugar de decirle: "¡Estás siendo irrespetuoso!" Pregúntale a tu hijo por qué actúa de tal manera.

    Pero, ¿cuál es la intención de un niño al comportarse así? Los niños suelen replicar o contestar groseramente porque están enojados. Alguien, y generalmente habrás sido tú, pudo haberlo lastimado. Entonces, por instinto, buscarán hacer daño para reparar el recibido.

    Por lo general, no hay intención maliciosa aquí, porque los niños (y los adultos) no pueden pensar con claridad al estar enojados. Simplemente, y por reflejo, quieren luchar para protegerse y, en este caso, usan palabras hirientes para hacerlo.

    Al nombrar y describir las emociones de tu hijo, lo ayudarás a comprender de dónde viene su enojo, le enseñarás vocabulario para expresar sus emociones y le darás herramientas para resolver problemas. También le mostrarás que en situaciones de conflicto, aún puedes mantener la calma y la cabeza despejada y responder con respeto.

    El desacuerdo puede tener lugar sin que seamos irrespetuosos. Esta resulta una solución mucho mejor que gritar: "¿Cómo te atreves?", que sólo aborda las propias necesidades de los padres en su afán por sentirse respetados.

     

  3. Modela cómo ser respetuoso al respetar primero a los hijos

    ¿Qué mejor manera de enseñar un comportamiento que modelar el comportamiento que deseas enseñar? Muéstrales a tus hijos a respetar al hacerlo tú mismo. Dales el trato que asimismo le das a otros adultos. Por ejemplo, respeta sus preferencias.

    Resultan un tanto ridículos los padres que quieren tener un control completo sobre el comportamiento y las preferencias de sus hijos. La mayoría de nosotros no somos tan extremos, pero aún podemos ser algo estrictos en cuestiones de preferencia. Pero si quieres que tu hijo te respete, comienza por respetar sus elecciones.

    Toda persona tiene derecho a pensar de forma independiente y a que le gusten cosas diferentes. Cuando se aceptan las diferencias de los niños, ellos se sienten escuchados. Ven de primera mano cómo tratar a otros que sostienen opiniones distintas. Aprenden que deben respetar a las personas a pesar de las diferencias. Comprensión y tolerancia especialmente importante al llegar la adolescencia.

     

  4. Usar una disciplina amable y firme para enseñar, no castigar

    La disciplina implica enseñar o entrenar, no castigar. No tienes que ser punitivo. De hecho, los estudios han demostrado que la disciplina positiva es mucho más efectiva y duradera que cualquier estrategia punitiva.

    Si disciplinamos por medio del uso de un tono amenazante o severo cuando nuestros hijos han hecho algo mal, les estaremos mostrando cómo ser crueles y duros con quienes han cometido errores.

    Ser duro o usar un castigo punitivo no patentará lo que es el respeto. Pero la disciplina positiva no conlleva lo mismo que ser blando o permisivo. Uno puede mantener firmeza y amabilidad al mismo tiempo a la hora de disciplinar. Establecer límites firmes y apegarse a ellos son las claves para llevar a cabo una disciplina exitosa.

    Contenido relacionado: El rol de la familia en la educación de tu hijo


  5. Da respeto para ganártelo

    La crianza de los hijos es uno de los trabajos más difíciles del mundo. Los padres emplean mucho esfuerzo, tiempo y dinero para cuidar a sus pequeños. Toda su vida cambia y comienza a girar en torno de los hijos desde el momento en que nacen. Es natural que esperemos que los niños respeten a los padres.

    Pero los niños pequeños no entienden todo esto. Y para ser justos, debemos reconocer que nosotros mismos decidimos asumir responsabilidades. El respeto no puede exigirse. Sólo puede ser ganado. ¡Entonces, hay que ganárselo! Dale a tu hijo razones para que te muestre respeto convirtiéndote en modelo a seguir. Modela un comportamiento deseable, como ser respetuoso con todos, incluidos los hijos.

    Contenido relacionado: La importancia del respeto mutuo entre padres e hijos



  6. Discúlpate cuando cometas errores

    Un adulto maduro y respetuoso acepta su responsabilidad y se disculpa al cometer errores. Disculparte con tu hijo no menoscabará tu autoridad como padre. Por el contrario, estarás reforzando tu autoridad y credibilidad. Estarás demostrando integridad y generando confianza en tu hijo.

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Tratar a los niños sin respeto los hará perder su respeto por nosotros. Esto podrá forzar un cumplimiento temporal de su parte, lo que podría asemejarse al respeto, pero sin serlo.


"¿Quién dice que la crianza es fácil?", con tal pensamiento, respira profundamente y ofrece respeto para obtenerlo de vuelta y además inculcárselo a tus hijos. ¿Acaso esto no rebosa de sentido común?

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