La empatía se encuentra en el corazón de lo que significa ser humano. Constituye la base para actuar de manera ética, para llevar a cabo buenas relaciones de muchos tipos, para amar bien y para el éxito profesional. También es clave para prevenir el bullying y muchas otras formas de crueldad.
La empatía comienza con la capacidad de adoptar perspectivas ajenas a las nuestras, de ponerse en los zapatos de otro. Pero no es sólo eso. Los vendedores, los políticos, los actores y los mercadólogos suelen ser muy hábiles para representar otras perspectivas, pero es posible que no se preocupen por los demás. Los estafadores adoptan otras perspectivas para poder explotar las debilidades de las personas.
La empatía incluye valorar otras perspectivas y personas. Se trata de asimilar perspectivas y, por supuesto, de compasión. ¿Cómo pueden cultivar los padres la empatía? Los siguientes son cinco consejos basados en la investigación y la sabiduría de profesionales.
1.- Empatiza con tu hijo y ejemplifica la empatía por los demás.
Los niños aprenden la empatía observándonos y experimentándola de nosotros hacia ellos. Al identificarnos con nuestros hijos, ellos desarrollan un apego confiable y seguro con nosotros. Este apego es fundamental para que deseen adoptar nuestros valores y modelar nuestro comportamiento y, por lo tanto, para que vayan construyendo empatía por los demás.
La empatía hacia nuestros hijos toma muchas formas, incluso al sintonizar con sus necesidades físicas y emocionales, al comprender y respetar sus personalidades individuales, al mostrar un interés genuino por sus vidas y al guiarlos hacia actividades que reflejen una comprensión sobre el tipo de personas que son y las cosas que ellos disfrutan.
Los niños también aprenden empatía al observar a aquéllos que consideramos y apreciamos. Notarán si tratamos a un servidor en un restaurante o una empresa de correo como si fueran invisibles. Por el lado positivo, se darán cuenta si damos la bienvenida a una nueva familia en la escuela de nuestro hijo o expresamos preocupación por otro niño en su clase que pueda estar experimentando algún desafío.
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Los niños deben valorar las perspectivas de los demás y mostrar compasión por ellos. Es crucial que escuchen de sus padres que preocuparse por los demás es una prioridad y que es tan relevante como su propia felicidad. Aunque la mayoría de los padres dicen que enseñar esto es una prioridad, a menudo los niños no reciben ese mensaje.
Aporta una clara comunicación. Reflexiona en los mensajes diarios que transmites a los niños sobre la importancia de cuidarlos. Por ejemplo, en lugar de decir "lo más importante es que seas feliz", podrías decir "lo más importante es que seas amable y que seas feliz".
Ayuda a tus hijos a comprender que el mundo no gira alrededor de ellos. A veces es vital para los padres colocar la preocupación de los niños por los demás por encima de su felicidad, por ejemplo, al insistir en que los niños apaguen la TV y cooperen en la casa, sean educados incluso cuando se hallen de mal humor o no interrumpan las conversaciones cuando estén hablando con otros niños o adultos.
3.- Proporcionar oportunidades para que los niños practiquen empatía.
Los niños nacen con la capacidad de empatizar, pero debe ser alimentada a lo largo de sus vidas. Aprender empatía es, en ciertos aspectos, como aprender un idioma o un deporte. Requiere de práctica y orientación. La consideración regular de las perspectivas y circunstancias de otras personas promueve que la empatía sea un reflejo natural y, a través de prueba y error, ayuda a los niños a adaptarse mejor a los sentimientos y puntos de vista de los demás.
Reflexiona sobre la empatía y la consideración. Al estar tu hijo y tú juntos, observen cuando alguien muestre fuerte empatía, o falta de empatía, ya sea en su vida diaria, en un libro o en la televisión. Discutan por qué los actos de empatía son determinantes y por qué carecer de empatía puede ser perjudicial.
A menudo hablamos de empatía como cantidad. Por ejemplo, hablamos de niños que tienen mucha o poca empatía o que carecen de ella por completo. Sin embargo, el problema a menudo no es si los niños pueden empatizar o cuánta empatía tienen. Es por quién sienten empatía.
Para la mayoría de nosotros, no es difícil sentir empatía por nuestros familiares y amigos cercanos. También es natural sentirla por las personas que son como nosotros en algún modo. Pero el problema real es si los niños (y los adultos) tienen empatía fuera de tal círculo.
Como padres y cuidadores, no sólo es trascendente que modelemos apreciación hacia muchos tipos de personas. Es importante que guiemos a los niños hacia la comprensión y el cuidado de muchos tipos de personas diferentes de ellos, que podrían enfrentar desafíos muy distintos.
A menudo, cuando los niños no expresan empatía no es porque no la tengan. Es porque algún sentimiento o imagen se encuentra bloqueándola. Muchas veces, la capacidad de cuidar a los demás se ve abrumada, por ejemplo, por ira, vergüenza, envidia o demás sentimientos negativos. Guiar a los niños para que sepan manejarlos, así como los estereotipos y los prejuicios sobre los demás, es con frecuencia lo que "libera" su empatía.
Una forma sencilla de ayudar a los niños a controlar sus sentimientos es practicando tres pasos fáciles con ellos: detente, respira profundamente por la nariz y exhala por la boca, y cuenta hasta cinco. Inténtalo cuando tus hijos estén tranquilos. Luego, al verlos enojarse, recuérdales los pasos y háganlos juntos.
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La empatía es una cualidad muy importante para poder colocarnos en los zapatos de los demás, por lo que mientras más temprano enseñemos a nuestros hijos a desarrollarla, se volverán más capaces de entender mejor a las personas y poder generar un cambio positivo.
En la ECA buscamos que nuestros alumnos sean personas que hagan el bien y busquen la verdad, para que puedan impactar de un modo positivo a la sociedad. Esto lo logramos por medio de un modelo educativo constructivista-humanista, en el cual la empatía es una de las cualidades más importantes para nuestros alumnos. Entra y conoce más de nosotros.