Si la honestidad no se practica desde la infancia ¿cómo podemos saber las necesidades reales de nuestros hijos? Es vital que nos tengan confianza, pero muchas veces aprenden a mentir ya sea por imitación o para evitar un posible regaño.
Tenemos claro que la verdad es invaluable, principalmente en la comunicación, pero muchas veces no tenemos una idea clara de cómo enseñar la honestidad a los más pequeños.
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Por eso, aquí te presentamos 20 ejemplos sobre el valor de la honestidad que tus hijos pueden practicar para convertirse en niños sinceros:
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“Tomé tu lápiz sin permiso y sé que estuvo mal. Te lo devuelvo”.
“Sí me fue mal en esa materia. No me gusta y no le entiendo”.
“Te dije algo feo que te lastimó. Discúlpame, no volveré a hacerlo”.
“Felicidades, eres muy bueno jugando. Me gustaría jugar tan bien como tú”.
“Encontré esto, pero no me pertenece. ¿Es tuyo o sabes de quién es?
“Creo que lo sé, pero la verdad es que no estoy seguro(a). Mejor enséñame”
“Salió más barato de lo que pensamos. Aquí está tu cambio completo”
“Me siento cansado(a), no quiero hablar ahora.”
“La idea no fue mía, fue de mi compañero”
“Mentí porque tenía miedo, pero creo que era mejor decir la verdad”
“La verdad hice trampa, tú ganaste.”
“Quedé en devolverte tus juegos hoy. Creo que lo olvidaste, pero aquí están”.
“No he hecho la tarea. No supe cómo empezar y la pospuse. ¿Me ayudas?”
“Sí me dolió, pero no tanto como dije. Quería que me hicieran caso.”
“No entendí lo que dijiste, ¿puedes decirlo más despacio?” o “estaba pensando en otra cosa mientras hablabas, ¿puedes repetirlo?”
“Estaba viendo videos con el celular sin permiso. Sé que no debía hacerlo.
“No quiero ir porque me siento incómodo con esos niños. No la paso bien.”
“No me gusta ese juego. Prefiero decirlo a hacer como si sí.”
“Pensé que yo tenía razón, pero tú estabas en lo correcto. Me equivoqué.”
“Empujé a mi hermano porque me enojé. No fue correcto. Quiero pedirle perdón.”
Educar en honestidad empieza por el ejemplo y se mantiene con la constancia. Cada pequeño gesto de valoración por la sinceridad construye un ambiente de confianza en el hogar y en la escuela.
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Mantén el diálogo abierto y celebra con cariño cada acto genuino; así tu hijo crecerá con la certeza de que la honestidad es la mejor brújula para su camino.
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