Acuérdate de las decisiones que tú tomaste en tus años de secundaria y preparatoria. Seguramente recordarás que no es fácil ser adolescente. ¡Y tampoco es fácil ser padre de uno!
La adolescencia es un momento crítico en el que muchos jóvenes se vuelven más independientes y empiezan a formarse sus propias opiniones. Para los padres, a veces parece que desafían los límites a propósito, sobre todo si contestan descortésmente, ignoran lo que se les dice o retan sus órdenes.
Tratar con adolescentes así puede hacer sentir mal a los padres y llevarlos a cuestionar su capacidad como educadores. Tampoco es de ayuda que los jóvenes se comporten de esta manera con aquellas personas que les brindan la mayor seguridad: su familia.
La buena noticia es que siempre hay medidas que pueden adoptarse para ayudar a los hijos adolescentes a adaptarse a su entorno y a los cambios que deben enfrentar.
Primero respira profundamente, es natural que los padres se sientan frustrados con sus adolescentes, pero sabe que lo más seguro es que todo salga bien. Con tiempo y paciencia, ayudarás a tu hijo a manejar sus estados de ánimo volátiles y podrás restaurar la paz en el hogar.
Aquí están siete consejos para ponerles límites saludables:
Tú eres el principal modelo a seguir de tu hijo respecto al significado de ser un adulto respetuoso. No te sorprendas de escuchar tus propias palabras y frases saliendo de su boca: tu hijo basa gran parte de su comunicación en la tuya.
No es útil interrumpir, provocar o hablar con desprecio a los hijos. Incluso cuando nos tratan con una actitud irrespetuosa, debemos hacer lo posible por mantener la calma y recordarles que ese comportamiento no es aceptable. Cuando las cosas se pongan feas, piensa en que tu hijo aún no ha madurado y todavía necesita de ti.
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Si el comportamiento de todos se está exacerbando, considera alejarte para que tengan la oportunidad de calmarse.
Permanecer en habitaciones separadas durante 15 minutos puede ser efectivo para que todos se comuniquen con más calma y claridad. Asegúrate de concluir la conversación y abordar los problemas de comportamiento.
Cuando los adolescentes participan en fijar pautas de comportamiento en el hogar, sienten que son escuchados, lo que los motiva más a seguir las reglas.
Siéntense en familia y hablen sobre cómo quieren tratarse unos a otros. Discutan qué tipo de comportamientos son aceptables. Expongan sus expectativas mutuas y cuáles deben ser las consecuencias por no cumplir con esas expectativas.
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Dale a tu adolescente suficiente tiempo para que exprese su punto de vista, incluso aunque no estés del todo de acuerdo con él. Algunas familias encuentran una solución apropiada en hacer un contrato familiar de comportamiento que todos firmen.
Conforme van creciendo los adolescentes se preocupan menos por las pequeñas recompensas y los castigos. En vez de ello, enfócate en lo que los motiva: tal vez usar el coche, su teléfono celular, jugar videojuegos o salir con amigos.
Hazle saber a tu hijo que el gozo de estos privilegios depende de que se conduzca con responsabilidad y muestre tener un buen comportamiento: tal medida también te ayudará a evitar luchas de poder.
Cuando los hijos incurren en un mal comportamiento, muchos padres se dan cuenta de que es más efectivo limitarles una actividad favorita, como usar el celular o ir a casa de un amigo.
Determina qué es lo más importante y usa dichas prioridades para orientar tus respuestas y reacciones. Piensa en las habilidades para la vida que quieres que tu hijo desarrolle, como resolver conflictos, ser amable con los demás o apoyarse en el pensamiento crítico.
Procura no dejarte llevar por los arrebatos dramáticos o emocionales de tu adolescente y no te los tomes de manera personal. Una vez que hayas decidido qué es lo más importante, trata de pasar por alto las cosas pequeñas como los ojos en blanco y las muecas de desagrado.
Reconoce que la conducta irrespetuosa de los adolescentes suele ser una señal de que se sienten sin control sobre sus vidas. No es un indicador de la crianza de los padres.
Cuando tu hijo adolescente claramente se pase de la raya, mantén la calma. No siempre es fácil, pero haz tu mejor esfuerzo por emplear un tono normal de voz. Ten en cuenta que gritar sólo empeorará las cosas.
Señala la conducta inapropiada y recuérdale a tu adolescente que es inaceptable. No esperes hasta más tarde para abordar el problema o hacer cumplir las consecuencias. Será mucho más efectivo manejar los problemas cuando ocurran para que puedan trabajar juntos en corregirlos.
Parte de tu tarea consiste en mantener la calma y el control sobre la situación, aunque tu hijo se esté volviendo loco. Esos arrebatos son una forma de comunicar que se siente sin control y necesita ayuda.
Al mantener la calma en momentos como éstos, le estarás demostrando que lo amas incondicionalmente y que tienes la capacidad de ayudarlo a procesar sus emociones fuertes, además de que no lo tomas como algo personal.
Ten siempre presente que la adolescencia es sólo una etapa en la vida de tu hijo. Considera la tuya misma cuando creas que las cosas se están tornando complicadas y, sobre todo, piensa en que es un periodo formativo en que tu guía le será de una ayuda inmensa.
En el Colegio Chimalistac apoyamos la labor de los padres de familia al darles a nuestros alumnos de secundaria y preparatoria las herramientas socioemocionales para que aprendan a tomar mejores decisiones, regular sus emociones y mejorar su conducta.
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