En la actualidad, las distracciones y sobrecarga de estímulos están a la orden del día, por lo que la capacidad para concentrarse se ha convertido en todo un reto para chicos y grandes por igual.
Es importante que ayudemos a los pequeños a fortalecer su atención sostenida, ya que es indispensable en cualquier proceso de aprendizaje efectivo. ¿La mejor manera de hacerlo? ¡Con juegos!
Cuando se enseña de manera lúdica, el cerebro conecta ideas y refuerza vínculos esenciales para la concentración mientras segrega neurotransmisores relacionados con la felicidad.
Por ello, en esta ocasión, queremos compartir contigo y tu familia 9 ejercicios lúdicos para potenciar la atención y la creatividad en los niños:
Recicla cajas de cartón para crear una resbaladilla. No tiene que ser muy larga, puede medir aproximadamente un metro. Acomódala de tal forma que desemboque en una pequeña mesa o en el suelo.
Necesitarás pelotas de colores y recipientes donde ponerlas, que sean del mismo número de colores a utilizar. Si tienes pelotas amarillas, rojas y azules, con 3 recipientes será suficiente.
Desde lo alto, tira una a una las pelotitas que tus hijos intentarán atrapar con un vaso de plástico una vez que han caído. Inmediatamente, deben colocar las pelotas por su color en los diferentes recipientes sin detenerse de capturar nuevas pelotas conforme sigan cayendo.
El Jenga es un clásico juego de mesa que bien pasa por ser un ejercicio lúdico en el que se requiere toda tu atención para no derrumbar la torre. Pero puedes hacer el juego aún más productivo.
Desafía a tus hijos a armar la torre recogiendo cada bloque con pinzas o con su mano no dominante. Debe entonces colocarse cuidadosamente para evitar que la estructura se derrumbe. Una vez logrado, es hora de quitar pieza por pieza en cada turno hasta que alguien la tire. Recuerda que sólo pueden usar una mano.
Se trata de un ejercicio competitivo entre dos jugadores. Para comenzar, necesitarán hojas tamaño carta y dos pelotas de cinco colores diferentes (dos amarillas, dos verdes, dos azules, dos rojas y dos naranjas).
Cada jugador, uno enfrente del otro, acomodará en fila 5 hojas de colores diferentes (pueden recortarse y hacerse más chicas si se prefiere).
Una tercera persona que será el guía, deberá dar la indicación de qué pelota poner en cada hoja de color. Por ejemplo: “pelota roja al azul”. Así, ambos niños compiten por ver quién logra seguir las indicaciones más rápido y sin equivocarse.
Con el cartón de un rollo de papel higiénico y el palo de una escoba puedes entretener a tus niños por un largo rato mientras los ayudas a mejorar su atención.
Sujeta el palo de escoba verticalmente y perpendicular al suelo, después introduce el cartón hecho rollo por un extremo. Déjalo caer y deslizarse a lo largo del palo de manera inesperada (y repítelo varias veces), los chicos deben intentar atraparlo con una mano antes sin permitir que toque el suelo. ¡Deben ser rápidos y precisos!
Para este juego se requiere un globo inflado y un aro que se coloca en el suelo. A su alrededor, se disponen varias pelotas.
La dinámica consiste en lanzar el globo lo más alto que se pueda y recoger las pelotas ubicando cada una en el interior del aro antes de que el globo caiga (está prohibido usar los pies). Hay que agarrarlo al final sin dejarlo llegar al piso. Si el participante no atrapa el globo, pierde. ¿Quién podrá hacerlo en el menor tiempo posible?
Convierte una simple caja en un divertido laberinto. Para ello necesitarás poner en su interior muros de cartón de manera estratégica y un hoyo en el centro de la caja. Tapa la caja con plástico transparente y cinta adhesiva de modo que pueda verse hacia adentro. Perfora el plástico en una esquina para introducir una pequeña canica.
La meta es lograr que la canica se mueva entre los muros inclinando la caja para eventualmente llegar al centro del laberinto y caer. Los pequeños necesitarán mucha concentración, además de perfeccionar su motricidad para lograrlo.
La dinámica es simple: se esparcen unos palillos delgados y largos sobre una superficie, de forma que se amontonen sin orden aparente. Cada jugador toma turnos para retirar un palillo sin mover los demás. Para que sea más atractivo pinten o consigan palillos de colores.
La precisión, la paciencia y la coordinación mano-ojo son esenciales para evitar que el conjunto se desarme (al igual que en el Jenga), lo que convierte el juego en un excelente ejercicio de concentración.
Al son de una melodía, los pequeños gatean en línea recta hacia una meta. Si la música se pausa, ellos deben dejar de moverse. Si se les descubre moviéndose o se caen de lado, quedan eliminados.
Esta propuesta combina estímulos auditivos y visuales para exigir una atención completa y ajustes en sus movimientos en tiempo real.
Es un juego competitivo entre dos personas para el que se requiere una caja alargada, pero que los niños puedan sostener. En el centro de ella se hace un agujero. Se introducen entonces varias pelotas de dos colores (en la misma cantidad de cada color).
Cada jugador sostiene la caja desde un extremo y busca inclinarla para que las pelotas de su color elegido se caigan por el orificio del centro. Gana quien se quede sin pelotas dentro de la caja.
Este tipo de juegos favorecen el desarrollo de diversas zonas del cerebro de tal manera que fortalecerán las aptitudes de tus hijos en cuanto a la resolución de problemas y la capacidad de concentración ante el estudio y el razonamiento.
Cada actividad fomenta habilidades integrales y combina diversión con aprendizaje. Es la mejor forma de impulsar todas sus destrezas y brindarles la felicidad y apoyo que necesitan.
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