La investigación en neurociencia ha demostrado que la primera infancia es una época de enorme desarrollo cerebral. El cerebro joven literalmente cambia de forma y tamaño en respuesta a todo lo aprendido durante los primeros años. El nuevo entorno, las experiencias de la vida, los cuidadores y las relaciones pueden afectar el modo en que se forman conexiones en los cerebros de los niños.
Descubre, al leer este artículo, cómo ayudar a que el cerebro de tu hijo se desarrolle de manera óptima.
¿Cuántas neuronas tiene el cerebro de un niño?
Un bebé nace con aproximadamente 100 mil millones de neuronas, casi todas las que su cerebro permanentemente tendrá. Aunque un recién nacido tiene aproximadamente la misma cantidad de neuronas que un adulto, solo posee el 25% del volumen cerebral adulto.
Esto se debe a que las neuronas del infantiles están conectadas por sólo unas 50 billones de conexiones, llamadas sinapsis, mientras que un adulto tiene aproximadamente 500 billones de ellas. Dicha red de conexiones sinápticas determinará en última instancia cómo piensa y actúa un niño.
Los primeros años: usa el cerebro o pierde la oportunidad
Los beneficios de la maleabilidad del cerebro infantil son muchísimos, pero también lo son los costos y los riesgos. Primero, los niños requieren mucho cuidado, es decir, experiencias de vida, antes de que puedan ser independientes. Segundo, lo que los padres hagan o dejen de hacer durante los años formativos puede tener un profundo impacto en la vida del niño.
Digamos que un padre constantemente muestra amor y cuidado a un niño pequeño, las conexiones de “amor y cuidado", entonces, se desarrollarán o fortalecerán con el tiempo. Pero si el padre lo castiga constantemente o es duro con el niño, entonces las conexiones “punitivas y duras" serán más fuertes en cambio.
Debido a la falta de experiencia en ser amado y cuidado, las células cerebrales correspondientes se marchitarán y eventualmente serán eliminadas de la red cerebral del niño. Como resultado, el niño crecerá careciendo de la comprensión y el cuidado afectivo esencial para establecer relaciones saludables y significativas en su vida futura.
La vida temprana es un período de sensibilidad única, durante el cual la experiencia otorga efectos duraderos. Aunque la plasticidad cerebral basada en experiencia se presente a lo largo de la vida, el cerebro de un niño es mucho más plástico que uno maduro. La densidad de estas conexiones durante la edad adulta se reducirá a la mitad respecto a la de un niño pequeño de dos años.
Por todo esto, el afecto maternal y la crianza positiva son tan importantes. Las cosas pueden tornarse difíciles para los niños privados de cuidados sociales y emocionales básicos.
Períodos críticos/sensibles
Dentro de los primeros años, también hay ventanas de tiempo en las que diferentes regiones del cerebro se vuelven relativamente más sensibles a las experiencias de la vida. Estos períodos de tiempo se denominan períodos críticos o sensibles.
Durante un período crítico, las conexiones sinápticas en tales regiones del cerebro son más plásticas y maleables. Las conexiones se forman o fortalecen dadas las experiencias apropiadas. Después de que el período crítico ha pasado, las sinapsis se estabilizan y son mucho menos plásticas.
Por ejemplo, un niño pequeño puede aprender un nuevo idioma y lograr su dominio más fácilmente antes de la pubertad. Así, el período sensible para adquirir dicha habilidad se ubica desde el nacimiento hasta antes de la pubertad. Los períodos críticos o sensibles representan una razón más por la cual las experiencias tempranas de la vida son tan importantes.
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¿Cuándo deja de desarrollarse el cerebro?
En promedio, el cerebro se encuentra completamente desarrollado a los 25 años. Aunque la trayectoria de crecimiento cerebral de un individuo puede variar ligeramente, este desarrollo, en la mayoría de las personas, se completa a mediados de los 20 años.
Sin embargo, ello no implica que el cerebro deje de cambiar. Las interconexiones en nuestros cerebros continúan modificándose a lo largo de nuestras vidas, pero a medida que envejecemos, lo hacen a un ritmo mucho más lento.
La importancia del desarrollo cerebral en la primera infancia
La neuroplasticidad es un pilar fundamental para comprender el desarrollo del cerebro infantil. Si bien no necesitamos ser padres perfectos (¿y quién podría serlo?), la crianza suficientemente adecuada puede hacerle mucho bien a cualquier niño.
En particular, entre los diferentes estilos, la crianza autoritativa es el estilo asociado con el mejor resultado, mientras que otros tipos de crianza pueden tener consecuencias devastadoras.
La educación de la primera infancia también es importante para el crecimiento cognitivo de un niño. Se ha demostrado que asistir a un preescolar de calidad en cuanto a ambiente y maestros beneficia el desarrollo de los niños a largo plazo.
Como conclusión, no tienes que brindarle una crianza perfecta a tu hijo para que su cerebro forme las conexiones sinápticas idóneas. Pero sí debes procurar darle suficiente cariño y comprensión, y asimismo proporcionarle cierta cantidad de estímulos y experiencias enriquecedoras, con el fin de que tenga un cerebro apto para llevar a cabo una vida plena en varios sentidos y pueda ser exitoso a futuro.
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