Por una razón u otra, algunos niños no desarrollan habilidades sociales de manera tan fácil como otros. Pueden buscar ávidamente relaciones con pares y luego, después de haber soportado rechazos, si no es que crueldad, retirarse a la seguridad de su hogar, su familia y su propia intimidad.
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Probablemente no haya nada tan doloroso para un padre como el rechazo de un hijo. Los padres deben tener una visión a largo plazo sobre problemas de socialización y trazar un plan para resolverlos con sumo cuidado. Hay pautas que, de seguirse, ayudarán a estos niños en caso de que los padres se dispongan a tomarse el tiempo y la iniciativa requeridos.
Hitos sociales
Todos los niños transitan por fases definitivas de desarrollo social. Los bebés o los niños muy pequeños juegan solos con gran gusto, balbuceando para sí y ocasionalmente compartiendo un hallazgo con la madre o el padre. Si otro niño entra a la escena, es probable que lo expulsen de su círculo de juego.
Luego viene el período en que los niños puede jugar con otros niños, lo cual incluye un ajuste a la idea de compartir, tomarse turnos, ir "primero" o "último". Éste es un camino lleno de baches y fracasos, y los padres sabios permanecerán inmutados cuando el compañero de juegos se vaya a casa enojado o cuando su hijo irrumpa al cuarto llorando.
Eventualmente, los grupos se vuelven más grandes, de hasta tres o cuatro niños, y cuando un hijo ingresa al kínder, podrá disfrutar de las experiencias grupales y convivir con los demás.
Programación social
Hay momentos en que los padres deben buscar ayuda, y generalmente es la madre quien, frente a esta tarea, debe escudriñar el vecindario y seleccionar un niño que pueda ser un compañero apropiado de juego. El género no es un problema. A tal edad y bajo estas circunstancias, los niños y las niñas juegan igualmente bien juntos.
Es aconsejable acercarse a la madre del niño y explicar la situación. Pueden cobrarse visitas para que los niños jueguen juntos. En el momento en que cualquiera de los dos niños muestre signos de aburrimiento o inquietud, la visita debe finalizar. La primera visita debe culminar con una nota alegre si es que a ésa le seguirán más.
A medida que las visitas individuales se vuelvan más comunes, la madre puede estructurar actividades simples que los niños puedan hacer sin ella, como soplar pompas de jabón o jugar con plastilina. Si la actividad en cuestión va bien, ella puede ausentarse durante cinco o diez minutos, manteniéndose bien al alcance del oído para intervenir si las cosas se pusieran difíciles.
El siguiente paso
Eventualmente, si las cosas continúan bien, se debe permitir al niño pequeño intentar una breve visita a la casa del vecino. Esto también debe ser estructurado. La madre debe acompañarlo al lugar designado y hacer los arreglos necesarios para recogerlo a una hora específica, y también sugerirle que se comunique con ella por teléfono en caso de que la visita deba concluir antes.
Gradualmente, puede disminuirse la planificación. Tal vez la madre sólo deba llevar a su hijo a la esquina y observarlo mientras él recorre por su cuenta el resto de la distancia. Una nota de precaución: se aconseja a los padres tener cuidado al dejar que un niño camine de una casa a otra, incluso aunque sea en el vecindario inmediato.
Juego grupal
Después será momento de ampliar el grupo del niño. El mismo patrón debe repetirse, la madre debe estructurar los contactos grupales iniciales y hallarse en alerta permanente por si la sesión de juego comenzara a deteriorarse. En el juego grupal, por alguna razón, parece haber mayor posibilidad de desastre que en el juego uno a uno. Pero esto también puede eludirse si los padres son creativos.
Acciones inapropiadas
Empujar, jalonearse, golpear o hacer "bromas" inapropiadas son acciones que deben ser controladas de inmediato. Sin emplear sermones, decir: "te estoy enviando a tu cuarto por empujar a Carlos" podría ser más que suficiente. Sí, habrá momentos en que tu hijo tendrá que tomar medidas defensivas, con lo cual puedes lidiar al reducir la interacción de tu hijo con un niño específico.
Trabajo con los maestros
La mayoría de maestros reaccionarán favorablemente a la solicitud de una conferencia sobre socialización. Será conveniente que expliques lo que has intentado llevar a cabo en el hogar. Después de familiarizarse con las personalidades de los niños en clase, tal vez la maestra pueda organizar equipos especiales entre niños con disposiciones e intereses similares.
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Durante el desarrollo de habilidades sociales habrá triunfos menores para tu hijo y para ti, pero en la trayectoria, sin duda, ocurrirá algún desastre ocasional. Los padres no deben desanimarse. Los niños suelen experimentar crecimiento físico, intelectual o emocional durante los períodos de estancamiento o regresión
Las palabras clave son estructura y diversión, con simplicidad. Las actitudes clave son la calidez y el optimismo. Y si tratas a tu hijo como un ser humano que vale la pena, será mucho más probable que otros niños también aprecien su valía.
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