Fiel a su propósito de educar a través del ejemplo, el Colegio Chimalistac impulsa acciones que conectan el aprendizaje con el servicio a los demás.
Una muestra reciente de ello ocurrió el pasado viernes 6 de junio, cuando alumnas, alumnos, padres de familia y docentes de grado prefirst, cuarto y quinto de primaria llevaron cenas a familiares de pacientes en tres hospitales de la Ciudad de México: el 20 de Noviembre, el López Mateos y el Hospital General de Xoco.
El objetivo de este proyecto es acompañar, consolar y dar un respiro a quienes atraviesan momentos difíciles a través de la entrega de alimentos preparados con cariño. Hoy, celebramos que se ha cumplido exitosamente y te compartimos la noticia.
Cada estudiante entregó uno o varios paquetes que contenían un sándwich, una bebida, una barra energética o galleta y, algo que no podía faltar, una nota escrita a mano o un dibujo lleno de buenos deseos y ánimos.
Quienes han pasado una noche en una sala de espera de hospital saben lo largas que pueden ser esas horas. El cuerpo se cansa, el ánimo decae y muchas veces ni siquiera hay tiempo para pensar en comida.
Por eso, recibir una cena preparada con cuidado y acompañada de un mensaje de positivo puede hacer una diferencia real al alimentar el estómago y el alma. Es un recordatorio de que, aunque el momento sea difícil, hay alguien afuera que pensó en ti.
Esta actividad refleja el enfoque formativo del Colegio Chimalistac, que entiende la educación como un proceso integral.
Las habilidades académicas importan, pero también lo hacen la empatía, la sensibilidad social y la capacidad de actuar con generosidad. Y son precisamente experiencias como esta las que permiten a los estudiantes vincular lo aprendido en el aula con la vida cotidiana.
Quienes participaron volvieron a casa con una emoción difícil de describir. No solo por brindar algo de corazón, sino también por haber escuchado palabras de agradecimiento, por haber cruzado una mirada, una historia, un momento. Son recuerdos que marcan y que forman nuestro carácter.
Desde edades tempranas, se siembra en cada niña y niño la convicción de que ayudar a los demás también es una forma de crecer.
Y así, en una noche especial, la comunidad Chimalistac ofreció mucho más que alimentos: compartió tiempo, afecto y presencia. Porque en esta escuela, preocuparse por los demás es uno de nuestros pilares educativos en la búsqueda de formar personas íntegras y felices y llevarlas a que sean la mejor versión de sí mismas.